([3]) De l'esprit des lois XI, 6.
([4])Aspecto que hemos analizado en estudios incluidos en Interpretación del derecho y positivismo legalista Madrid, Edersa, 1982.
([5])Problemas que acabamos de abordar en ¿Tiene razón el derecho? Entre método científico y voluntad política Madrid, Congreso de los Diputados, 1996, págs. 457 y ss.
([6])"La introducción de legislaciones injustas pone con frecuencia a los hombres moralmente rectos ante difíciles problemas de conciencia" JUAN PABLO II Evangelium vitae de 25.III.1995 (citaremos en adelante EV), 74.
([7])Por ejemplo, en la conocida obra de N.LUHMANN Legitimation durch Verfahren Neuwied, Luchterhand, 1969. Una crítica al respecto en Die technokratische Funktion des Rechts in der Systemtheorie von Niklas Luhmann en Politik ohne Herrschaft? Antworten auf die systemtheoretische Neutralisierung der Politik (ed. por V.Ronge y U. Weihe) München, Piper Verlag, 1976, págs. 131-140.
([8])Significativa, por ejemplo, la actitud de R.DWORKIN en Life's Dominion, partiendo de la constatación de que "es muy popular creer que no es de la incumbencia del Gobierno dictar lo que sus ciudadanos deben pensar acerca de los valores éticos y espirituales y, especialmente, de valores religiosos", para atribuir luego a "las grandes batallas del aborto y la eutanasia" "una naturaleza cuasi-religiosa", y acabar defendiendo que "la libertad de elección en materia de aborto es una consecuencia necesaria de la libertad religiosa" cfr. págs. 24, 25 y 38 de la edición española, de Barcelona, Ariel, 1994
([9])Si, en efecto, "los individuos reivindican para sí la autonomía moral más completa de elección y piden que el Estado no asuma ni imponga ninguna concepción ética, sino que trate de garantizar el espacio más amplio posible para la libertad de cada uno", se supone que se dará siempre por admitido el "límite externo de no restringir el espacio de autonomía al que los demás ciudadanos también tienen derecho" EV, 69.
([10])Así lo pone de relieve la Sentencia del Tribunal Constitucional español (en adelante STC) 53/85 de 11 de abril, en su Fundamento 7 "Boletín de Jurisprudencia Constitucional" (en adelante "BJC") 1985 (49), pág.533.
([11])Así ocurre con la Constitución Española, que a propósito de "las libertades y derechos fundamentales" establece en su artículo 53.1 que "sólo por ley, que en todo caso deberá respetar su contenido esencial, podrá regularse el ejercicio de tales derechos y libertades", lo que da paso a posibles recursos de inconstitucionalidad capaces de anular las leyes que no respeten tales límites.
([12])No deja de hacerse eco de ello el documento pontificio: "se piensa también que solamente quien se encuentra en esa situación concreta y está personalmente afectado puede hacer una ponderación justa de los bienes en juego" EV, 68.
([13])Volviendo a la Constitución Española, el mismo artículo 53.1 reserva a los legisladores la regulación de su ejercicio, mientras que el artículo 87.3 en conexión con el 81.1- declara improcedente a la hora de desarrollarlos cualquier iniciativa legislativa popular, aun respaldada por "no menos de 500.000 firmas acreditadas". Igualmente se excluye a los ciudadanos, cualquiera que fuere su número, de legitimación para interponer recurso de inconstitucionalidad contra tales "disposiciones normativas con fuerza de ley", reservándola a 50 Diputados o 50 Senadores y al Presidente del Gobierno, Defensor del Pueblo y los órganos ejecutivos y legislativos de las Comunidades Autónomas.
([14])Descartando que la expulsión del titular de un cargo representativo decretada por un partido político pueda llevar aparejado su apartamiento del mismo: STC 10/1983 de 21 de febrero, F. Segundo "BJC" 1983 (23) pág. 259; sobre el particular nuestro trabajo El parlamentario en el sistema político español "Revista de las Cortes Generales" (Madrid) 1994 (31), pág. 14 y ss.
([15])Al respecto El trabajo como fuente de socialización. Praxis empresarial y tejido social en Estudios sobre la encíclica "Laborem exercens" Madrid, BAC, 1987, págs. 317-344.
([16])De ahí la invitación a recurrir a "formas de animación social y de compromiso político, defendiendo y proponiendo el valor de la vida en nuestras sociedades cada vez más complejas y pluralistas", siempre "respetando a todos y según la lógica de la convivencia democrática" EV, 90.
([17])"Si las leyes no son el único instrumento para defender la vida humana, sin embargo desempeñan un papel muy importante y a veces determinante en la promoción de una mentalidad y de unas costumbres" EV, 90.
([18])Lo que no dejará de gravitar en la práctica a la hora de asumir que si bien "en un régimen democrático, donde las leyes y decisiones se adoptan sobre la base del consenso de muchos, puede atenuarse el sentido de la responsabilidad personal en la conciencia de los individuos investidos de autoridad", sin embargo "nadie puede abdicar jamás de esta responsabilidad, sobre cuando se tiene un mandato legislativo o ejecutivo, que llama a responder ante Dios ante la propia conciencia y ante la sociedad entera de decisiones eventualmente contrarias al verdadero bien común" EV, 90.
([19])"No falta quien considera este relativismo como una condición de la democracia, ya que sólo él garantizaría la tolerancia, el respeto recíproco entre las personas y la adhesión a las decisiones de la mayoría, mientras que las normas morales, consideradas objetivas y vinculantes, llevarían al autoritarismo y a la intolerancia" EV, 70.
([20])"La conciencia universal reacciona justamente ante los crímenes contra la humanidad, de los que nuestro siglo ha tenido tristes experiencias,. ¿Acaso estos crímenes dejarían de serlo si, en vez de haber sido cometidos por tiranos sin escrúpulo, hubieran estado legitimados por el consenso popular" EV, 70.
([21])"Otro capítulo doloroso sobre el que los hijos de la Iglesia deben volver con ánimo abierto al arrepentimiento está constituido por la aquiescencia manifestada, especialmente en algunos siglos, con métodos de intolerancia e incluso de violencia en el servicio a la verdad." JUAN PABLO II Tertio millennio adveniente de 10.Xi.1994, 35. "Es cierto que en la historia ha habido casos en que se han cometido crímenes en nombre de la 'verdad'. Pero crímenes no menos graves y radicales negaciones de la libertad se han cometido y se siguen cometiendo también en nombre del 'relativismo ético'" EV, 70.
([22])Lo hemos puesto de relieve en Tolerancia y verdad "Scripta Theologica" 1995 (XXVII/3 Septiembre-Diciembre) págs. 885 920.
([23])Ello da pie a panoramas de este tipo: "se ha difundido ampliamente la opinión de que el ordenamiento jurídico de una sociedad debería limitarse a percibir y asumir las convicciones de la mayoría y, por tanto, basarse sólo en lo que la mayoría misma reconoce y vive como moral. Si además se considera incluso que una verdad común y objetiva es inaccesible de hecho, el respeto de la libertad de los ciudadanos (...) exigiría que, a nivel legislativo, (...) al establecer las normas que en cada caso son necesarias para la convivencia social, éstas se adecuen exclusivamente a la voluntad de la mayoría, cualquiera que sea" EV, 69
([24])Al respecto Consenso: ¿racionalidad o legitimación? en Derechos humanos y metodología jurídica Madrid, Centro de Estudios Constitucionales, 1989, págs. 99-116.
([25])Al respecto JJ.ROUSSEAU Du contrat social l. º, III. Al alcance de tal distinción nos hemos referido en La utopía rousseauniana: democracia y participación en Equality and Freedom (ed. por Gray Dorsey) New York, Oceana, 1977, t. I, págs. 367-377.
([26])El propio magisterio pontificio no duda en señalar que "la Iglesia aprecia el sistema de la democracia en la medida en que asegura la participación de los ciudadanos y garantiza a los gobernados la posibilidad de elegir y controlar a sus propios gobernantes, o bien la de sustituirlos oportunamente de manera pacífica" JUAN PABLO II Centesimus annus, 43.
([27])EV, 71, citando la Instrucción Donum vitae de la Congregación para la Doctrina de la Fe de 22-II 1987.
([28])Al asumirse, por ejemplo, en conciencia la realidad de que "una norma que viola el derecho natural a la vida de un inocente es injusta y, como tal, no puede tener valor de ley" EV, 90.
([29])"Es precisamente de la obediencia a Dios a quien sólo se debe aquel temor que es reconocimiento de su absoluta soberanía- de donde nacen la fuerza y el valor para resistir a las leyes injustas de los hombres. Es la fuerza y el valor de quien está dispuesto incluso a ir a prisión o a morir a espada" EV, 73.
([30])EV, 71, citando en el primer caso la Declaración del Vaticano II Dignitatis humanae, 7.
([31])La STC 55/1996 de 28 de marzo al abordar la posibilidad de sancionar con penas de privación de libertad la negativa de determinados objetores al servicio militar a cumplir la prestación social sustitutoria- no considera ocioso entrar en el fondo de la cuestión, pese a haber ya emitido sentencia sobre el particular nueve años antes; lo hace por entender que aparte de que el nuevo cuestionamiento de la norma se produce por vía distinta de la ya resuelta y los motivos de inconstitucionalidad alegados no son totalmente coincidentes- "resulta relevante el lapso de tiempo transcurrido, a la vista de la actividad normativa y del intenso debate político y social" producido sobre el particular Suplemento del "Boletín Oficial del Estado" del 27.IV.1996, pág. 53.
([32])Pronunciamiento que en la EV, 72- se emite sobre "las leyes que autorizan y favorecen el aborto y la eutanasia".
([33])Se ve expresada ante "el hecho de que las legislaciones de muchos países, alejándose tal vez de los mismos principios fundamentales de sus Constituciones, hayan consentido no penar e incluso reconocer la plena legitimidad de estas prácticas contra la vida es, al mismo tiempo, un síntoma preocupante y causa no marginal de un grave deterioro moral. Opciones antes consideradas unánimemente como delictivas y rechazadas por el común sentido moral, llegan a ser poco a poco socialmente respetables" EV, 4.
([34])Hemos analizado la cuestión, al filo de la jurisprudencia constitucional española en Derecho a la vida y derecho a la muerte. El ajetreado desarrollo del artículo 15 de la Constitución Madrid, Rialp, 1994, pág. 82.
([35])"Una de las características propias de los atentados actuales contra la vida humana consiste en la tendencia a exigir su legitimación jurídica, como si fuesen derechos que el Estado, al menos en ciertas condiciones, debe reconocer a los ciudadanos" EV, 68.
([36])"La tolerancia legal del aborto o de la eutanasia no puede de ningún modo invocar el respeto de la conciencia de los demás, precisamente porque la sociedad tiene el derecho y el deber de protegerse de los abusos que se pueden dar en nombre de la conciencia y bajo el pretexto de la libertad" EV, 71.
([37])"La autoridad pública puede, a veces, renunciar a reprimir aquello que provocaría, de estar prohibido, un daño más grave, sin embargo nunca puede aceptar legitimar, como derecho de los individuos aunque éstos fueran la mayoría de los miembros de la sociedad-, la ofensa infligida a otras personas mediante la negación de un derecho suyo tan fundamental como el de la vida" EV, 71.
([38])A los que serán aplicables "los principios generales sobre la cooperación en acciones moralmente malas", partiendo de que "nunca es lícito cooperar formalmente en el mal" y de que "esta cooperación no puede justificarse invocando el respeto de la libertad de los demás, ni apoyarse en el hecho de que la ley civil la prevea y exija" EV, 74.
([39])"El valor de la democracia se mantiene o cae con los valores que encarna y promueve: fundamentales e imprescindibles son ciertamente la dignidad de cada persona humana, el respeto de sus derechos inviolables e inalienables, así como considerar el 'bien común' como fin y criterio regulador de la vida política" EV, 70. Por ello, si desde un punto de vista "fundamentalmente, es un 'ordenamiento' y, como tal, un instrumento y no un fin" ibidem-, desde otro "no puede haber verdadera democracia, si no se reconoce la dignidad de cada persona y no se respetan sus derechos" EV, 101.
([40])Se nos invita a hallar "puntos de encuentro y de diálogo incluso con los no creyentes, comprometidos todos juntos en hacer surgir una nueva cultura de la vida" EV, 82.
([41])No podrán olvidar que, "llamados a servir al hombre y al bien común, tienen el deber de tomar decisiones valientes en favor de la vida, especialmente en el campo de las disposiciones legislativas" EV, 90.
ANTONIO TARANTINO
L' INSEGNAMENTO DELLA FILOSOFIA DEL DIRITTO (DIRITTO NATURALE)
NELLA FACOLTÀ DI GIURISPRUDENZA
1.1 Se nel pensiero di Aristotele la trattazione della giustizia occupa l'intero libro V dell'Etica nicomachea e dire giustizia significa dire virtù etica per eccellenza, nei pensiero di Kant l'etica è la scienza delle leggi della libertà (Fondazione della metafisica dei costumi). Più precisamente nel pensiero di entrambi i filosofi la giustizia indiscutibilmente è una virtù etica rapportabile, in ultima istanza, nell'uno caso all'ordine insito nella natura e nell'altro alle leggi dell'intelletto.
Ho richiamato l'attenzione su tali fondamenti dell'etica perché ad essi sono riconducibili le diverse concezioni dei programmi di vita individuale e di vita sociale, e i loro diversi sviluppi, i quali, se nel primo caso, di norma, non si allontanano dalla loro prima fonte, nel secondo caso, discostandosi dalla libertà come valore e privilegiando la libertà come «vincolo collaterale»1, giungono ad ignorare le leggi stesse della libertà come valore.
Non è questa una precisazione fine a se stessa, infatti, se è opportuno ancora distinguere le ricerche di Filosofia del diritto, secondo la nota tripartizione del Vanni, fatta propria e diffusa dal Del Vecchio, in ricerche logiche, fenomenologiche e deontologiche, una cosa è che il problema deontologico, ossia il problema della giustizia, sia rapportabile alla filosofia di tipo aristotelico e cosa diversa è che lo sia alla filosofia di tipo kantiano.
Richiamando l'attenzione sul problema deontologico, non ho inteso affatto disconoscere il ruolo che svolgono le ricerche logiche e quelle fenomenologiche, Volendo essere corretti, infatti, bisogna riconoscere che fra tali tipi ,di ricerche bene può esserne scelto uno per elevarlo a tipo principale delle ricerche da compiere, Ma tale scelta non deve essere interpretata nel senso di esclusione dall'ambito della Filosofia del diritto degli altri due tipi; essa, invece, va interpretata come privilegio di un tipo di ricerca e subordinazione, ma non esclusione, degli altri due tipi di ricerca; tutte e tre le ricerche, cioè, vanno sempre considerate nella unità del loro insieme.
1.2. Momento di particolare importanza, ai fini della precisazione della funzione della Filosofia del diritto nei confronti del diritto positivo, è l'indicazione di quale dei tre accennati momenti di ricerca debba essere indicato come il principale. Qui, come comunemente suol dirsi, si gioca il destino della funzione che la Filosofia del diritto è chiamata a svolgere nel contesto dell'universo giuridico.
L'importanza del problema or ora accennato deriva dal fatto che, stante la stretta connessione della Filosofia del diritto con l'etica, stante il pluralismo etico, bene si può prospettare una pluralità di Filosofie del diritto, le quali, ovviamente, si propongano come portatrici di diversi tipi di valutazione critica nei confronti del diritto positivo.
La giustezza di quanto ho appena precisato si coglie subito se si pensa alla diversa funzione svolta dalla Filosofia del diritto nel contesto della filosofia aristotelico-tomistica, in quello della filosofia analitica e in quello del neopositivismo logico-giuridico; essa si coglie ancora se si pensa alla funzione svolta dalla Filosofia del diritto nel contesto di quelle filosofie realistiche molto aperte nei confronti della sociologia del diritto.
La delicatezza dell'accennato problema (fondamento, tipo e funzione della Filosofia del diritto) va cercata invece nel suo presupposto, cioè nella scelta di questa o di quella filosofia come punto di partenza; presupposto che, a sua volta, va rapportato a un corrispondente tipo di antropologia filosofica. Una cosa, infatti, è che a fondamento della Filosofia del diritto sia posta la conoscenza dell'uomo nella totalità dei suoi caratteri essenziali, una cosa diversa è che sia posta la conoscenza dell'uomo limitata ad alcuni dei suoi caratteri essenziali, e un'altra cosa ancora è che sia posta la conoscenza dell'uomo limitata solo a caratteri che non sono essenziali, cioè non appartengono alla sua struttura ontologica.
La vera delicatezza del problema si presenta, però, nel momento in cui, accettato di porre a fondamento della Filosofia del diritto la conoscenza dell'uomo nella completezza dei suoi caratteri essenziali, si tratta di stabilire a quali di questi caratteri si decide di riconoscere una situazione di privilegio.
A mio parere, nelle condizioni storico-sociali attuali, il problema è tutto qui, in quanto è stata superata ormai, o, nella peggiore delle ipotesi, sta per essere superata la fase in cui si voleva indicare a fondamento della Filosofia del diritto la conoscenza dell'uomo considerato solo in alcuni dei suoi caratteri essenziali. L'ipotesi dell'uomo considerato nella completezza del suo statuto ontologico è correttamente accettata se si riconosce all'intelletto la funzione di coordinamento delle facoltà dell'anima, e alle condizioni storico-sociali la funzione di aiuto per la realizzazione del progetto-programma delle potenzialità umane.
Da qui la sollecitazione che mi porta ad indicare, come momenti dell'uomo storico, da una parte, i caratteri essenziali dell'uomo nella loro totalità, coordinati dall'intelletto, dall'altra, la loro storica realizzazione, considerata questa come frutto della comparazione fra possibilità di realizzazione, stante le condizioni storico-sociali, e la regolamentazione giuridica di tali possibilità.
Proprio su questo terreno si inserisce la funzione della Filosofia del diritto come valutazione critica del diritto positivo, di un suo istituto, di una sua norma, compiuta sulla base delle norme costitutive dello statuto ontologico della persona.
2. Rapportare le singole norme, i singoli istituti giuridici del diritto positivo allo statuto ontologico della persona, sostenere il principio veritas facit legem, indicare la veritas nella struttura ontologica della persona, come punto ineludibile della teoria delle fonti del diritto, significa indicare, con chiarezza, il fondamento della giustizia non nei principi di giustizia razionalmente convenuti, ma nei «punti fermi della natura». Questi sono i soli in grado di garantire l'inviolabilità dei diritti dai principi di giustizia del razionalismo programmatico oppure dai principi di giustizia come espressione dell'unica realtà esistente: il dato di fatto, la fattualità storica. In breve, perché alla Filosofia del diritto, sulla base delle riflessioni appena compiute, sia riconosciuta la funzione di valutazione critica, è necessario che la stessa abbia un qualcosa da criticare, il diritto positivo; è necessario cioè che sia riconosciuta la dicotomia diritto naturale-diritto positivo. Dicotomia che, a ben cercare nella storia della Filosofia del diritto, è presente fin da Sofocle, il quale nell'Antigone fa ricordare al tiranno Creonte l'appena accennata dicotomia e l'inconsistenza di un diritto positivo non adeguato al diritto naturale. È questa una dicotomia che si propone continuamente, fino ai primi dell'Ottocento, fino a Hugo e ad Hegel, con i quali il diritto naturale acquista una nuova denominazione, quella appunto di Filosofia del diritto, che poi non è più cambiata (Lehrbuch des Naturrechts, als einer Philosophie des positiven Rechts è il titolo di un libro di Hugo; Grundlinien der Phiilosophie dee Rechts oder Naturrecht und Staatswissenchaft in Grundisse il titolo del noto libro di Hegel).
3.1. La utilizzazione non più del termine Naturrecht ma della denominazione Philosophie des (positiven) Rechts ha facilitato il compito degli studiosi che, nell'indicare l'ambito delle ricerche della Filosofia del diritto, hanno privilegiato le ricerche logiche e/o quelle fenomenologiche su quelle deontologiche. Intendo dire che la dicotomia diritto naturale-diritto positivo ha più bisogno della Filosofia del diritto che privilegia le ricerche deontologiche su quelle logiche e/o su quelle fenomenologiche. Anzi, in questa ultima ipotesi, cioè del privilegio delle ricerche logiche e/o delle ricerche fenomenologiche, direi che la dicotomia diritto naturale - diritto positivo è ridotta al minimo oppure, nella maggior parte dei casi, è considerata inutile perché inesistente.
La Filosofia del diritto che privilegia le ricerche fenomenologiche e/o le ricerche logiche non può svolgere una soddisfacente funzione critica nei confronti del diritto positivo, posto che la svolga, perché ha come suo punto di partenza correnti di pensiero, come lo storicismo, il positivismo e il
neopositivismo, che poco o nulla hanno in comune con il diritto naturale.
Sono correnti di pensiero, cioè, che, svuotando la Filosofia del diritto del problema della giustizia, hanno riconosciuto alla stessa un differente statuto epistemologico, il quale non le consente più la funzione di coscienza critica nei confronti dei vari rami del diritto positivo.
Attualmente, però, non tutte le Filosofie del diritto hanno declassato a ricerche secondarie le ricerche deontologiche; per diversi tipi di Filosofia del diritto, infatti, le ricerche sul problema della giustizia continuano ad essere privilegiate sulle ricerche logiche e su quelle fenomenologiche. Anzi, alcune di queste assumono come punto di partenza la struttura ontologica della persona umana, per cui la loro funzione di valutazione critica nei confronti del diritto positivo presuppone l'involontarietà del diritto naturale. È questa, a ben riflettere, un'esigenza dell'ordine costitutivo della natura umana, intesa come «natura ragionevole dotata di intelletto e di libera volontà, che compete ad ogni uomo e su di cui si basano la dignità, la libertà e l'iniziativa delle persone individuali»2.
3.2. Volendo sintetizzare, in grandi linee, la situazione delle dottrine filosofico-giuridiche dei nostri giorni, penso di poter dire che esse possono essere rapportate a due tendenze: a) quella empiristica, b)quella metafisica. Uso i termini«empiristica» e «metafisica» in senso lato 3 .
La linea «empiristica», che assegna al diritto una funzione di controllo sociale, è il portato di quelle correnti di pensiero, come lo storicismo, il positivismo e il neopositivismo, che hanno svuotato la funzione di valutazione critica del diritto naturale nei confronti del diritto positivo. Si tratta di uno svuotamento determinato dalla sostituzione della trascendenza con l'immanenza, nel caso dello storicismo, per cui i valori sono storici ed empirici, dalla considerazione di inutilità di riconoscere alla filosofia la funzione valutativa del fatto empirico, nel caso del positivismo, perché l'unica realtà da tener presente è il dato di fatto; dalla riduzione della Filosofia del diritto a rigorosi procedimenti logici, aventi come punto di partenza i risultati delle continue indagini sociologiche, nel caso del neopositivismo logico-giuridico.
La tendenza «metafisica» si può distinguere in una linea che non cerca i valori sul piano della trascendenza e in una linea che li cerca. Per la prima, la validità dei valori può esser giustificata come avente «un fondamento “ontologico” nella struttura dell'esistenza e, più particolarmente, in quel processo di oggettivazione che ne costituisce il “modo di essere” » 4; essa, collegata alla capograssiana esperienza giuridica, può essere vista anche sul piano ontofenomenologico, sul quale non può essere trascurata «affatto la datità empirica », e il modo di studiare il diritto è di tipo «conoscitivo e non propositivo o progettuale» 5 . A questa linea va rapportato anche il pensiero di chi vede nel diritto una creazione e una costruzione dell'interprete, partendo dai dati certi che la società offre in un determinato momento storico. È una linea questa che, in tutte le sue articolazioni, solo lato sensu è rapportabile alla tradizione filosofico-giuridica classica, in quanto non sempre riesce a dare una valutazione critica del diritto positivo basata su principi assoluti di giustizia.
Nella tradizione filosofico-giuridica classica, nella quale la Filosofia del diritto svolge una funzione di valutazione critica nei confronti del diritto positivo, a pieno titolo rientra, invece, il neotomismo (es, Maritain), nel cui ambito diritto naturale e diritto positivo non sono completamente autonomi.
Qui la situazione può essere così rappresentata: a) il diritto naturale per valutare criticamente il diritto positivo deve conoscerlo, e lo conosce perché il loro rapporto va visto nella prospettiva che va dall'ordine ontologico all'ordine ideale come rappresentazione dell'ordine ontologico, all'ordine etico, all'ordine politico e giuridico, b) è scientificamente corretto passare dal piano ontologico di una realtà, nel nostro caso della persona umana, al piano della definizione gnoseologica della stessa, per cui è scientificamente giustificato passare dal momento della descrizione al momento della prescrizione, nonostante la legge di Hume (è una possibilità di passaggio di piano di recente ribadita da E. Berti col ricorso al sillogismo pratico «in cui la premessa maggiore contiene l'indicazione del fine, la minore l'indicazione del mezzo, cioè Fazione necessaria per conseguire il fine, e la conclusione il comando dell'agire». 6
In questo ambito va visto «l’eterno ritorno del diritto di natura» (Rommen, Ambrosetti); qui, dire Filosofia del diritto significa dire «studio critico dei principi dei sistemi giuridico-scientifici» (Villey, La formazione del pensiero giuridico moderno, p. 6); qui, la Filosofia del diritto non ha la funzione di rivendicazione dei diritti, per cui sono da criticare tutti quei diritti positivi che non contemplano i diritti politicamente rivendicati, ma dire Filosofia del diritto significa dire Filosofia della legge insita nel creato, nella natura, la quale legge, tutelando l'ordine vitale umano, tutela i «costitutivi» della persona 7 nella certezza che questi siano i diritti umani fondamentali.
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