Pregunta: La industria de bebidas alcohólicas es tan extensa en nuestro mundo, que si por ventura se cerrasen todas las fábricas de bebidas, ello redundaría en un desastre económico, pues además de quedar reducida la fabulosa renta fiscal, quedarían perjudicados los fabricantes de los envases, copas, de los impresos, como el cultivo del lúpulo, de la caña, de la cebada y de diversos productos utilizados en el ramo comercial que se trata, sin hablar del problema del desempleo. ¿Tenemos razón en esta conclusión?
Ramatís: Ese sistema de sustentación económica, es totalmente insensato en vuestro orbe, toda vez que los perjuicios causados por el abuso del alcohol ¡son mucho más vastos e impresionantes que los proporcionados por ese desastre que tanto os preocupa! La tendencia progresista, propia de la vida creada por Dios, no dejaría de inspiraros para lograr la inmediata sustitución de factores y creación de medios capaces de compensar los perjuicios de los primeros momentos. ¡No desconocéis que el uso inmoderado del alcohol es el responsable de la mayor parte de los crímenes, inmoralidad, miseria, enfermedades, lujuria, pasiones y belicosidad de los hombres! Por todos estos motivos, es lamentable la existencia de tal industria y comercio, que más se asemejan a un monstruoso y degradante vampiro que succiona las fuerzas sanas y vitales de la humanidad.
Las consecuencias nefastas del abuso del alcohol, que perjudica a las naciones, familias e individuos, ¡son mucho peores que la disminución de la renta presupuestada obtenida a costa del impuesto al alcohol y del envenenamiento del pueblo! El alcohol está devorando el organismo delicado de la raza humana, y ningún gobierno perdería con la extinción de su industria y la consecuente caída de los impuestos sobre la misma. Una nueva vida reglamentada, con la correspondiente recuperación de la salud humana, compensaría las fabulosas cifras empleadas en subvenciones a hospitales, asilos, presidios, elementos policiales, puestos de socorro, recuperación de la juventud extraviada y demás gravámenes, originados casi todos por el alcoholismo actual.
En la raíz de casi todos los males, como la tuberculosis, el cáncer, la imbecilidad, taras hereditarias, cirrosis, epilepsia, neurosis, lesiones orgánicas, sífilis, crímenes tenebrosos, la miseria humana y los delirios alucinatorios, se encuentra el famoso dedo del alcohol apuntando el trabajo que realizó.
A los espíritus de los alcohólicos, incapaces de procesar en el Más Allá su íntima renovación o de libertarse de los terribles efectos del alcohol, sólo les queda la suerte de una futura reencarnación expiatoria. Por eso acostumbran a renacer en vuestro mundo en situación angustiosa, viviendo los cuadros tenebrosos de la epilepsia, alienación mental, imbecilidad o esquizofrenia; los estados paranoicos y portadores de taras extrañas, sometidos a tremendas confusiones mentales y psíquicas.
El alcoholismo es, además, el responsable de casi todas las situaciones dolorosas de la humanidad terrestre. Ojalá que, un genio sideral lo extinguiese mágicamente de vuestro orbe, pese a la pobreza que pudiera extenderse hasta poder lograr luego la posible recuperación económica de los pueblos y de las naciones. ¡Indudablemente, eso sería el inicio de una era bienhechora para todos vosotros, toda vez que os habríais librado del "puente vivo" más eficiente con que se valen los espíritus tenebrosos de aquí, para concretar sus más torpes objetivos y ejercer comando sobre los infelices "vasos vivos" encarnados! Pero, desgraciadamente, cada nación terrestre se siente todavía glorificada por su producto alcohólico tradicional, como si representase un gran invento científico o artístico; pues mientras Alemania se enorgullece de su cerveza, Rusia lo hace del vodka, Francia, Portugal e Italia, de sus famosos vinos; los Estados Unidos e Inglaterra, cantan loores a su finísimo whisky; la América Central ensalza el ron nativo, y también el Brasil, ¡ya se envanece con el famoso aguardiente!
La bebida alcohólica, por tanto, no obstante ser excelente fuente de renta para los gobiernos, es el régimen maléfico de toda serie de enfermedades, degeneraciones orgánicas, embrutecimiento mental, crímenes, desastres, desorientación de la juventud, del menor abandonado, de los grandes gastos, y de las infelicidades terribles en el Más Allá.
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