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CLASIFICACIÓN DE J. CASARES



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CLASIFICACIÓN DE J. CASARES
La clasificación de Casares tiene una gran importancia para el estudio de las unidades fraseológicas, ya que sirve de modelo para muchos lingüistas posteriores: A. Zuluaga, A. M. Tristá Pérez o H. Hernández. Casares en ella distingue:


  • locuciones,

  • fórmulas proverbiales (frases proverbiales y refranes).

Una locución, según Casares, es una «combinación estable de dos o más términos, que funciona como elemento oracional y cuyo sentido unitario consabido no se justifica, sin más, como una suma del significado normal de los componentes» (Casares, 1992 [1950], p.170).

Su teoría de locuciones la resume en un esquema según el cual las divide en locuciones significantes y locuciones conexivas. Las locuciones significantes son las que están formadas por palabras léxicas y las divide, según la categoría gramatical a la que son equivalentes, en locuciones nominales (charro de agua dulce6), adjetivales (más claro que el agua), verbales (medirse el aceite), participiales, adverbiales (por debajo del agua), pronominales y exclamativas (¡aguas!). Para las locuciones conexivas propone una clasificación de dos grupos: locuciones conjuntivas y prepositivas. Las frases proverbiales (peor es chile y agua muy lejos) se caracterizan como entidades léxicas autónomas que no funcionan como elemento oracional, sino como cláusula principal. Y los refranes (siempre es mejor medio pan que no tener nada) son los que expresan una verdad universal.
CLASIFICACIÓN DE A. ZULUAGA
Zuluaga bajo el término unidades fraseológicas o expresiones fijas entiende aquellas «unidades fraseológicas que comprenden desde combinaciones de al menos dos palabras (y palabras formulísticas), hasta combinaciones formadas por oraciones completas, cuyos componentes están o han estado en relación sintáctica» (Zuluaga, 1980, p.180, en Corpas Pastor, 1996, p.41). Establece dos tipos de clasificaciones: la primera está basada en los rasgos de la estructura interna (fijación e idiomaticidad) y la segunda en el valor semántico-funcional de las unidades fraseológicas.

En cuanto a la estructura interna, Zuluaga diferencia expresiones:




  • fijas y no idiomáticas,

  • semiidiomáticas,

  • expresiones idiomáticas7.

En lo que concierne al valor semántico-funcional, distingue dos grupos de expresiones fijas:




  • enunciados fraseológicos (capaces de constituir enunciados completos),

  • locuciones (necesitan otro elemento en el interior de la frase para construir

un enunciado completo).
Los enunciados fraseológicos diferencia en frases (clichés, fórmulas, dichos), como: ¿chilaquiles aquí y enchiladas allá? y textos (refranes), como: cuando se revuelve el agua, cualquier ajolote es bagre. La clasificación del segundo grupo se manifiesta más compleja; dentro de las locuciones distingue instrumentos gramaticales, unidades léxicas y sintagmas.

Las locuciones equivalentes a unidades gramaticales (instrumentos gramaticales) establecen relaciones entre unidades lingüísticas y funcionan como instrumentos gramaticales sin significado léxico. Se trata de locuciones prepositivas, conjuntivas y elativas8. Las locuciones equivalentes a unidades léxicasse clasifican de acuerdo con el significado categorial. Han sido propuestos cuatro tipos de unidades: locuciones nominales (manzana de la discordia), adnominales (jarabe de pico), adverbiales (de fresa) y verbales (dar calabazas). El último grupo de locuciones forman sintagmas verbales (echarle más agua a los frijoles). Dado que esta clasificación se basa en la de Casares tampoco incluye colocaciones como parte integrante de la fraseología.


CLASIFICACIÓN DE L. RUIZ GURRILLO
Ruiz Gurillo, como la única de todos los autores mencionados, propone una clasificación a partir de una concepción estrecha de la fraseología. Se limita únicamente en las unidades equivalentes a una palabra o sintagma. La clasificación que introduce Ruiz Gurillo (2001, pp.39−40) determina tanto el núcleo como la zona periférica de las unidades fraseológicas. Su teoría la aplica a tres clases de sintagmas:


  • sintagmas nominales,

  • sintagmas verbales,

  • sintagmas prepositivos.

En los tres casos, el núcleo está constituido por las unidades fraseológicas totalmente fijas e idiomáticas con palabras diacríticas y/o con anomalías estructurales (manifiestan idiomaticidad y fijación total). Éstas permiten escasas variaciones. A continuación, se puede observar una escala gradual del resto de las combinaciones, las cuales al inicio muestran alto grado de idiomaticidad. Las unidades sintagmáticas con mayor regularidad, menor índice de fijación y escasa idiomaticidad se encuentran en la zona periférica, reflejan gran creatividad y riqueza.


Los sintagmas nominales:


  • locuciones totalmente fijas e idiomáticas con palabras diacríticas y/o anomalías estructurales (gorrita café),

  • locuciones idiomáticas en diversos grados,

  • locuciones mixtas (pelo de elote),

  • colocaciones (chela bien elodia),

  • compuestos sintagmáticos o preposicionales (manzana de Adán).

Los sintagmas verbales:




  • locuciones con palabras diacríticas y/o anomalías estructurales con un grado alto de fijación e idiomaticidad (volverse algo agua de borraja),

  • locuciones totalmente fijas e idiomáticas (soltar la sopa),

  • locuciones semiidiomáticas (sacar el jugo),

  • locuciones escasamente idiomáticas (echarse un trago),

  • locuciones mixtas (llegar después del atole),

  • locuciones meramente fijas (bajar la leche),

  • locuciones con variantes (moverse/parecer como tlaconete con sal),

  • colocaciones,

  • unidades sintagmáticas verbales.

Los sintagmas prepositivos:




  • locuciones totalmente fijas e idiomáticas con palabras diacríticas y/o anomalías estructurales,

  • locuciones totalmente fijas e idiomáticas (ni maíz),

  • locuciones parcialmente fijas e idiomáticas, en diversos grados (de fresa),

  • locuciones meramente fijas,

  • locuciones con variantes (de pura uva, la pura uva),

  • locuciones con casillas vacías,

  • creaciones locucionales analógicas,

  • esquemas fraseológicos (por debajo del agua).

Resumiendo la clasificación de Ruiz Gurillo, podemos decir que se trata, entonces, de cierta progresión que va desde la irregularidad (improductividad) fraseológica en la zona nuclear a la regularidad (productividad) sintáctica en la zona periférica.

CLASIFICACIÓN DE G. CORPAS PASTOR
La clasificación que resulta ser la más amplia y la más adecuada de todas las clasificaciones manejadas es la que establece Corpas Pastor (1996). La autora, con sus investigaciones, llega a la conclusión de que todas las clasificaciones establecidas siguen siendo incompletas y por lo tanto es indispensable realizar una clasificación global y sistemática. Esta lingüista española divide el sistema fraseológico en tres esferas:


  • colocaciones,

  • locuciones,

  • enunciados fraseológicos.

Los criterios de la división de las unidades fraseológicas que maneja Corpas Pastor son la fijación (en la norma, en el sistema y en el habla) y la capacidad de constituir enunciados o actos de habla autónomos.

Las primeras dos esferas de su clasificación, colocaciones (incluyen unidades fraseológicas fijadas solamente en la norma) y locuciones (incluyen unidades fraseológicas fijadas en el sistema), no constituyen enunciados completos y necesitan, entonces, combinarse con otros signos lingüísticos. Equivalen a sintagmas. Las unidades que pertenecen a la tercera esfera, enunciados fraseológicos (incluyen unidades fraseológicas fijadas en el habla), se caracterizan por ser capaces de constituir enunciados completos. Cada una de las tres esferas de esta clasificación se divide en otros subtipos.

Puesto que la clasificación de Corpas Pastor es considerada una de las más destacadas debido a que utiliza criterios claros que permiten establecer una taxonomía compleja y razonada, hemos decidido tomar esta clasificación como base para nuestra presentación de las características y las definiciones de unidades fraseológicas. Así mismo, esta propuesta nos será útil para el análisis de las mencionadas unidades fraseológicas. De ahora en adelante, siguiendo esta clasificación, presentaremos las características básicas y la división detallada de las tres esferas propuestas por Corpas Pastor.



COLOCACIONES
Corpas Pastor (1996, p.53) define colocaciones como unidades fraseológicas que, desde el punto de vista de la lengua, se comportan como sintagmas completamente libres. Al mismo tiempo presentan cierto grado de restricción combinatoria determinada por el uso, es decir, presentan cierta fijación interna y también difieren mucho en el nivel de la idiomaticidad, puesto que muchas carecen de este rasgo. Aunque no presentan el rasgo de fijación en un nivel tan alto como otras unidades fraseológicas, esta característica las distingue de las combinaciones libres de palabras.

También denominamos colocaciones a las unidades fraseológicas estables (combinaciones prefabricadas en la norma) formadas por dos unidades léxicas en relación sintáctica que no constituyen enunciados ni actos de habla por sí mismas. Constan de dos partes: el colocado, es decir, la base semántica que determina la elección de colocativo y el colocativo que especifica el significado de la base (frecuentemente es de carácter abstracto o figurativo).


CLASIFICACIÓN DE COLOCACIONES
La clasificación de las colocaciones depende de la categoría gramatical y la relación sintáctica que desempeñan los colocados. Corpas Pastor presenta en su manual (Corpas Pastor, 1996, p.66) seis siguientes subtipos:


  • a) sustantivo (sujeto) + verbo,

  • b) verbo + sustantivo (objeto),

  • c) adjetivo + sustantivo,

  • d) sustantivo + preposición + sustantivo,

  • e) verbo + adverbio,

  • f) adjetivo + adverbio.



  1. Sustantivo (sujeto) + verbo

Se trata de colocaciones en las cuales el verbo denota una acción que caracteriza a la persona o cosa designada por el sustantivo, por ejemplo: correr un rumor9, acuciar un problema, estallar una guerra y zarpar un barco. A este subtipo también pertenecen construcciones pronominales impersonales, como: declararse una epidemia, desatarse una polémica.


  1. Verbo + sustantivo (objeto)

En este grupo se incluyen verbos que presentan unas extensiones colocacionales de proporciones variables. Los verbos prácticamente ilimitados forman parte en colocaciones, como: desempeñar un cargo, una función o un papel y zanjar un desacuerdo, una polémica, una discusión. Los verbos prácticamente fijos se encuentran en colocaciones, como: conciliar el sueño (no *atraer el sueño) y acariciar una idea (no *tocar una idea). Tercer tipo son verbos intermedios, como: asestar un golpe, asumir una responsabilidad o entablar amistad.


  1. Adjetivo + sustantivo

Las colocaciones adjetivo + sustantivo presentan tres tipos de colocativos. Primero, las definiciones de los adjetivos suelen mostrar la existencia de solidaridad léxica entre colocados (implican las bases con las que se combinan) y, a la vez, ilustran un fenómeno semántico. Es decir, el colocativo (el adjetivo) intensifica a su base en una determinada escala sin importar el sentido positivo o negativo, por ejemplo: error garrafal.

Otro tipo de colocativos se puede confundir fácilmente con las locuciones, ya que establece unidades bastante compactas con sus bases y así manifiesta una extensión limitada. Se trata por ejemplo del caso de mercado negro (si hacemos la sustitución paradigmática de la base – dinero negro, el adjetivo no pierde su significado de ‘ilegal’).

El último tipo presenta aquellas colocaciones que están formadas por dos sustantivos de los cuales uno modifica a otro. Por ejemplo visita relámpago (otra vez es posible hacer la sustitución paradigmática – guerra relámpago, viaje relámpago y así distinguir las colocaciones de las locuciones).


  1. Sustantivo + preposición + sustantivo

En la relación sustantivo + preposición + sustantivo, el primer sustantivo se presenta como colocativo (tanto el grupo como la unidad) y el segundo corresponde a la base (el individuo o la entidad más pequeña). Se trata de colocaciones, como: una rebanada de pan, una pastilla de jabón y una tableta de chocolate o ciclo de conferencia, banco de peces y bandada de aves.


  1. Verbo + adverbio

Los adverbios que entran en la colocación verbo + adverbio aportan una determinación más exacta de la acción indicada por el verbo y se clasifican como adverbios de modo y de intensidad. Se trata de casos, como: caer pesadamente, desear fervientemente, negar rotundamente o fracasar estrepitosamente.


  1. Adjetivo + adverbio

Se trata de colocaciones de participios, que funcionan como adjetivos, y adverbios los cuales pertenecen a las mismas categorías adverbiales como los adverbios en las colocaciones verbo + adverbio. Los ejemplos son: profundamente dormido o firmemente convencido.

LOCUCIONES
La segunda esfera de la clasificación de Corpas Pastor pertenece a las locuciones. Se trata de unidades fraseológicas compuestas de dos o más palabras que no constituyen enunciados completos sino que, en la mayoría de los casos, tienen función de elementos oracionales. Sus rasgos distintivos son: fijación interna, unidad de significado10 (presentan diferentes grados de idiomaticidad) y fijación externa pasemática. Su significado total no se puede deducir de los significados de cada uno de los componentes.

La definición de locuciones aparece también en el DRAE11 donde está definida con cuatro acepciones de las cuales nos conviene únicamente la cuarta porque se refiere al concepto fraseológico:


1. f. Acto de hablar.

2. f. Modo de hablar.

3. f. Gram. Grupo de palabras que forman sentido.

4. f. Gram. Combinación fija de varios vocablos que funciona como una determinada clase de palabras.


Las locuciones están en un contacto permanente con las combinaciones libres de palabras y otras unidades complejas (se trata de unidades no fraseológicas) con las que comparten muchos rasgos en común. La diferencia clave entre unas y otras proviene de su institucionalización, su estabilidad sintáctico-semántica y su función denominativa. La estabilidad es el rasgo esencial para deslindar las locuciones de las unidades no fraseológicas e incluye tanto los aspectos léxico-semánticos como los morfosintácticos.

La cohesión semántica se refleja en el carácter de unidad de significado presente en las locuciones y se complementa con la cohesión morfosintáctica. Dicho significado puede ser de carácter compositivo (sano y salvo) o traslaticio (andar a grillos). Para comprobar la estabilidad formal y la integridad semántica existen varias pruebas. Corpas Pastor (1996, p.90), entre las operaciones principales incluye: sustitución, eliminación y deficiencias transformativas.
Sustitución

Es la operación más importante y consiste en sustituir uno de los componentes de la unidad por un sinónimo, hipónimo, hiperónimo o por un tertium comparationis. Sin embargo, el resultado, aunque sea una consecuencia gramatical no conserva el significado original, como: de mírame y no me toques frente a *de obsérvame y no me toques.


Eliminación

Esta prueba, a diferencia de la sustitución, está basada en la eliminación de uno de los componentes. El resultado otra vez no conserva el significado original, como por ejemplo: matar dos pájaros de un tiro frente a *matar pájaros de un tiro.


Deficiencias transformativas

La última prueba se basa en el hecho de imposibilidad de reordenación de los componentes integrantes, sobre todo en las locuciones verbales. En este caso, el orden de palabras resulta ser fijo y no se permiten, entonces, cambios como en las combinaciones libres de palabras. Por ejemplo, dar gato por liebre frente a *dar liebre por gato.


CLASIFICACIÓN DE LOCUCIONES12
La clasificación de las locuciones proviene, según Corpas Pastor, de la función que desempeñan en la oración, sin importar si se trata de palabras simples o sintagmas. Apoyándonos, ante todo, en la propuesta de dicha autora, distinguimos siete subtipos locucionales:


  • a) locuciones nominales,

  • b) locuciones adjetivas,

  • c) locuciones adverbiales,

  • d) locuciones verbales,

  • e) locuciones prepositivas,

  • f) locuciones conjuntivas,

  • g) locuciones clausales.13

  1. Locuciones nominales

Las locuciones nominales están constituidas por sintagmas nominales de distinta complejidad y, en la mayoría de los casos, desempeñan las mismas funciones que un sustantivo o un sintagma nominal. Las relaciones sintácticas más productivas son:


  • sustantivo + adjetivo: mala uva, sopa boba,

  • sustantivo + preposición + sustantivo: cuesta de enero, cortina de humo,

  • sustantivo + conjunción + sustantivo: santo y seña.

Entre locuciones nominales menos frecuentes se incluyen:




  • locuciones infinitivas: coser y cantar,

  • cláusulas sustantivadas: el qué dirán,

  • expresiones deícticas carentes de otro significado léxico: ni dios.




  1. Locuciones adjetivas

En la oración, las locuciones adjetivales desempeñan funciones básicas de atribución y de predicación y engloban a unidades fraseológicas con las siguientes estructuras:


  • adjetivo/participio + preposición + sustantivo: listo de manos,

  • adjetivo + conjunción (y) + adjetivo: sano y salvo,

  • preposición y su término correspondiente: de baja estofa.

A este subtipo locucional pertenecen también muchas comparaciones esteriotipadas, como: blanco como la pared o más muerto que vivo.




  1. Locuciones adverbiales

Las locuciones adverbiales se manifiestan como sintagmas de una estructura bastante diversa. En la oración desempeñan la misma función que un adverbio, es decir, modifican a un adjetivo, a un verbo, a otro adverbio o a toda una oración. Según la frecuencia de uso se distinguen:


  • sintagmas prepositivos: a buen seguro, a la vez,

  • sintagmas cuyo núcleo es un adverbio: más tarde o más temprano,

  • sintagmas sustantivos: gota a gota, boca con boca,

  • sintagmas adjetivos: largo y tendido.




  1. Locuciones verbales

Este subtipo de locuciones expresa procesos cuya base la forman predicados, ya sin o con complementos. Se presenta una gran diversidad sintáctica de la cual muy amplio resulta ser el grupo de las locuciones verbales que presentan fijación en negativo, como: no tener dos dedos de frente o no pegar ojo. Las demás se dividen en14:


  • dos verbos + conjunción: dar y tomar, llevar y traer,

  • verbo + pronombre: cargársela,

  • verbo + pronombre + partícula: tomarla con algo,

  • verbo + partícula asociada a éste: dar sobre alguien, dar con alguien,

  • verbo copulativo + atributo: ser el vivo retrato de alguien,

  • verbo + complemento circunstancial: dormir como un tronco,

  • verbo + suplemento: oler a cuerno quemado,

  • verbo + objeto directo: llevar la voz cantante.



  1. Locuciones prepositivas

Se trata de aquellas unidades fraseológicas cuyo núcleo lo forman sintagmas prepositivos. La estructura de estas locuciones corresponde a:


  • adverbio/sustantivo adverbializado + preposición/sustantivo + preposición: encima de, con arreglo a.

No obstante, a este subtipo locucional pertenecen también unidades de meras agrupaciones de preposiciones, por ejemplo: de + entre/hacia/por/sobre.


  1. Locuciones conjuntivas

Las locuciones conjuntivas presentan un estatus bastante vacilante y se diferencian de las demás por el hecho de ni tener forma de sintagma ni de ser el núcleo de sintagmas. Existen dos grupos principales:


  • coordinantes: ya… ya (distributivas), más que (adversativas),

  • subordinantes: mientras tanto, tan pronto como, con tal de.

También se dividen según el valor que presentan:




  • condicional: siempre y cuando,

  • concesivo: aun cuando,

  • causal: dado que,

  • consecutivo: así que,

  • final: a que,

  • modal: según y conforme,

  • comparativo: así...como,

  • temporal: a medida que.




  1. Locuciones clausales

El último subtipo de locuciones lo representan cláusulas, formadas por un sujeto y un predicado, que expresan un juicio, una proposición. No son susceptibles de constituir oraciones completas y por lo tanto se dividen en dos grupos:


  • locuciones cuya casilla vacía corresponde al objeto/complemento de la expresión: hacérsele a alguien la boca agua, antojársele a alguien los dedos huéspedes,

  • locuciones formadas por cláusulas enteras, finitas, sin independencia textual: como quien oye llover, como Dios le da a alguien a entender.


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