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Clarke

la discontinuidad de una puntuación nece­


sariamente innovadora (redoblante + bom­
bo). La importancia de esta concepción
será decisiva: la batería deja el terreno libre
al contrabajo, que ya no se ve limitado a
marcar el tempo y puede desarrollar, así,
su potencial de solista. Pero Kenny Clar­
ke no se olvida de las cualidades sonoras,
que desarrolla con fascinantes resultados:
cálido por efecto de una increíble alianza
entre potencia y suavidad, preciso por gra­
cia de una gestualidad perfecta y de un
excelso trabajo en los platillos, a los que
arranca toda su belleza sonora... Ni de
recrear el tempo: las pulsaciones se antici­
pan, pisan los talones al contrabajo... Las
piezas suelen ser más rápidas que antes;
también dobla con frecuencia el tempo de
las baladas. Clarke abre así las puertas a la
aparición de Max Roach, Art Blakey,
Philly Joe Jones, Roy Haynes, Elvin Jones,
Tony Williams o Jack Dejohnette, todos
ellos fieles al principio de marcar el tem­
po con el ride. Auténtico pionero, solía
decir: "La belleza reside siempre en las
cosas sencillas". - G.P.

Con Gillespie: Things To Come (1945),


Cubana Be (1947), "Dizzy Gillespie Big
Band" (1948); Conglomeration (M. Jack­
son, 1949); con Davis: Rouge (1949),
Tasty Pudding (1953); Si Si (Parker,
1951); La Ronde (MJQ, 1952); Confab In
tempo (A. Farmer, 1954); Daylie Double
(J.J. Johnson, 1955); con B. Powell: Epis­
trophy, Salt Peanuts (1955); Spontaneous
Combustion (C. Adderley, 1955); "Bohe­
mia After Dark" (1955); "Thelonious
Monk Plays Duke Ellington" (T. Monk,
1955); "Live In Paris" (S. Getz, 1958); On
A Rif (André Hodeir, 1958); con A. Bla­
key: A Night In Tu nisia, Ending With The
Theme (1958); con D. Gordon: Scrapple
From TheApple, Broadway (1963); con F.
Boland: Old Stuff (1963), Volcano (1969);
Pentacostal Feel ing (L. Bennett, 1965);
Fin Tin Deo (Eddy Louiss, 1972); "Bird's
Grass" (Idress Sulieman, 1976); "Live At
Dreher" (Walter Davis Jr, 1981).

CLARKE Stanley M. Contrabajista,


bajista eléctrico y compositor norteameri­
cano (Filadelfia, Pennsylvania, 30-6­
1951). Aprende a tocar violín y luego che­
lo en la escuela y en el conservatorio de
Filadelfia. Toca en grupos de rock hacía
finales de los años sesenta, aunque también
aparece junto a Aretha Franklin. En 1970
llega a Nueva York y trabaja durante seis
meses con Horace Silver. No tardará en
tocar con Art Blakey, Gil Evans, la Thad
JonesIMel Lewis Orrhestra. Pasa un año
junto a Joe Henderson, con breves parén­
tesis para tocar con Pharoah Sanders y,
también, con Stan Getz, donde se encuen­
tra y asocia con Chick Corea, a quien
conociera en 1971 tocando con Hender­
son y que pertenece, como él, a la Iglesia
de la Cienciología. En 1972 graba un pri­
mer disco a su nombre y secunda a Corea
en el grupo Retum To Forever, erigiéndose
junto al pianista en uno de los pilares de
la formación en sus diferentes etapas, así
como en uno de los bajistas emblemáticos
del jazz rock. Cuando el grupo se disuel­
ve en 1976, Clarke incrementa su presen­
cia en los escenarios y estudios de graba­
ción al tiempo que emprende una carrera
de líder que abunda en colaboraciones con
Mike Gibbs, Jeff Beck ("Journey To
Love", 1975), Carlos Santana o Jan Ham­
mer. En 1978, entre otras actividades, pro­
duce el disco "Just Familiy" de Dee Dee
Bridgewater. En la primavera de 1979 sus
ansias universalistas lo impulsan a asociarse
a los rolling stones Ron Wood y Keith
Richards en una gira norteamericana titu­
lada New Barbarians, seguida de un disco,
"I Wanna Play With You"; luego aparece
junto a Paul McCarmey en Tug Of War...
En 1981 forma un dúo con George Duke,
el Clarke/Duke Project, que da lugar a
numerosas grabaciones, de diversa acep­
tación, donde Clarke ensaya ocasional­
mente sus dotes de cantante. La serie
"The Griith Park Collection" (con Hub­
bard, entre otros) marca su regreso al con­
trabajo y al jazz.

De una velocidad excepcional (es más


rápido que Niels-Henning Orsted-Peder­
sen), articulación muy segura y gran pre­
cisión, Stanley Clarke es antes que nada un
prodigioso contrabajista acústico. De
hecho, su técnica de bajo eléctrico provie­
ne de su dominio del contrabajo. Su esti-

232 / Clark


1928); Jimmie Noone: Apex Blues (1928);
Omer Simeon: Beau Koo Jack (1929); Bus­
ter Bailey: Fidgety Feet (Fletcher Hender­
son, 1927), Memphis Blues (1959); Barney
Bigard: Clarinet Lament (1936), 1 Know
That You Know (con Django Reinhardr,
1937); Lester Youn : Countless Blues
(1938); Benny GooTman: After You've
Gone (1945); Jimmy Hamilton: Flippant
Flurry (Ellington, 1946); Buddy DeFran­
co: Left Field (1953), Now's The Time
UATP, 1954); Jimmy Giuffre: "Tangents
In Jazz" (1955), "Thesis" (1961), "7 Pie­
ces" (1964); Al Cohn y Zoot Sims: Two
Funky People (1957); Att Pepper: Anthro­
polagy (1959); Eric Dolphy: "Out To
Lunch" (1964); Tony Scott: "Music For
Yoga Meditation" (1964); Tony Coe:
Villa radieuse (Clarke/Boland Big Band,
1968); Michel Portal: En el campo (1979);
John Surman: "Upon Reflection" (1979);
Anthony Braxton: "Six Compositions:
Quartet" (1981); Louis Sclavis: "Clari­
nettes" (1985); Eddie Daniels: She Rote
(1987); The Clarinet Summit (Alvin
Batiste, John Carter, Jimmy Hamilton,
David Murray): Fluffy's Blues (1987);
Hamiet Bluiett & The Clarinet Family
(Dwight Andrews, Don Byron, Buddy
Colette, John Purcell, Gene Ghee, J.D.
Parran, Kidd Jordan): To Be There (1984).

CLARK Buddy Walter Jr. Contraba­


jista y arreglista norteamericano (Kenosha,
Wisconsin, 10-7-1929). Estudia piano,
trombón y, en Chicago (1948-49), contra­
bajo. Toca con Bud Freeman, Bill Russo
y parte de ra con Tex Beneke (1951­
1954). 1951.1 se establece en Los Angeles
y participa en los grupos de Bob Brook­
meyer y Kenny Drew. Nueva gira, ahora
con Les Brown (1955-1956). De regreso
en California, acompaña a Peggy Lee, tra­
baja con Red Norvo (1956), Dave Pell
(1957), Med Flory (1958), Jimmy Giuf­
fre (con quien viaja a Europa en 1959) y
la Concert Jazz Band de Gerry Mulligan
(1961). Trabaja luego como freelance,
repartiendo su tiempo entre las sesiones de
grabación y los clubs, donde toca con
músicos que, como él, se han radicado en
Los Angeles (Pell, Brookmeyer...). 1972:
participa con Med Flory en la creación de
Supersax, grupo para el que escribirá arre­
los. Trabaja paralelamente en televisión

Merv Griffin Show", donde sustituye a


Ray Brown). En 1975 abandona Supersax
para dedicarse a los arreglos y la composi­
ción. Al año siguiente pierde en un acci­
dente el uso de una mano y debe abando­
nar el contrabajo. Desde Don Fagerquist
a Lennie Niehaus, ha grabado con la ma­
yoría de los Grandes de la Costa Oeste.

Contrabajista de poderoso tempo y


una velocidad particularmente notoria en
el repertorio parkeriano, manifiesta, por su
precisión y la oportunidad de sus líneas y
puntuaciones, una intención de organizar
más globalmente los sonidos. - P.C.

Ill Be In Scotland After You (The Five,
1955); SummitBlues (Terry Gibbs,1961);
NightIn Tunisia (Supersax, 1973).

CLARK Sonny Conrad Yeatis. Pianis­


ta y compositor norteamericano (Hermi­
nie, Pennsylvania, 21-7-1931 / Nueva
York, 13-1-1963). Inicia estudios de pia­
no a la temprana edad de cuatro años y,
tras aprender a tocar vibráfono y contra­
bajo en el colegio, debuta en Pittsburgh.
En 1951, su hermano, también pianista,
lo anima a trasladarse a California, donde
toca con Wardell Gray. Después de par­
ticipar en la orquesta de Oscar Pettiford
pasa al cuarteto de Buddy DeFranco
(1953-1956), con quien viaja a Europa
(1954). En 1956 integra la LíghthouseAll
Stars de Howard Rumsey y se desplaza a
Nueva York al año siguiente como acom­
pañante de Dinah Washington. Allí toca
con Sonny Rollins, Charles Mingus, J.R.
Monterose y forma luego un trío con Sam
Jones y Art Taylor antes de trabajar como
solista independiente. Es hospitalizado a
finales de 1962 y dos días después del alta
fallece a causa de un infarto.

Discípulo aventajado de Bud Powell,


supo no estancarse en esta filiación y for­
jarse un estilo propio, nervioso, percusivo,
expresado a través de una articulación per­
fecta. Fue muy buscado por sus cualida­
des de acompañante y llegó a grabar tan
tonto con Jimmy Raney y Frank Roso­
pno como en el equipo del sello Blue Note,
Clarke

del cual sería uno de los intérpretes más


originales. Se trata de un músico redescu­
bierto algunos años después de su muer­
te. La edición de material archivado (Blue
Note) y la perspectiva de los años dan a la
figura de Clark una dimensión aún impre­
cisa, pero más cercana a su verdadero valor.
Pianista con discípulos, también se erige
como uno de los instrumentistas paradig­
máticos del estilo hard bop, al menos con
tanta categoría como Bobby Timmons y
Hampton Hawes. - A.T. & C.S.

Once In A While (Raney, 1954); A
Handful Of Stars (Serge Chaloff, 1956);
Doxy (Rosolino, 1956); "Sonny Clark
Trio" (1957); Toot, Toot, Tootsie (Rollins,
1957); "Cool Struttin"' (1958), My Con­
ception (1960), Voodoo (1961). En 1985
se grabó un álbum dedicado a las compo­
siciones de Sonny Clark: "Voodoo", por
The Sonny Clark Memorial Quartet -John
Zorn (sa), Wayne Horvitz (p), Ray Drum­
mond (cb), Bobby Previte (bat).

CLARKE Kenneth Spearman Kenny


"Klook" (nombre musulmán: LiaquatAli
Salaam). Baterista, director de orquesta y
compositor norteamericano (Pittsburgh,
Pennsylvania, 9-1-1914 / París, Francia,
26-1-1985). Hereda la afición musical de
su madre, pianista: es ella quien le trans­
mite asimismo -y sobre todo- su afición
por la danza, que lo dotará (como a Jo
Jones) de un profundo sentido rítmico
ligado a la vida. En 1920, cuando el
pequeño Kenny cuenta seis años, muere su
madre; abandona entonces la música has­
ta que un maestro de su escuela que toca
toda clase de instrumentos le da clases: pri­
mero de saxo alto, luego de barítono,
trombón, trompeta, vibráfono y, siempre
presente, de piano. A los once años se atre­
ve con los parches. A los catorce ya es
miembro de la orquesta de baile estu­
diantil. A los diecisiete entra en el grupo
de George Hornsby, de quien aprende los
fundamentos del oficio. Ese mismo año
(1931) toca con Jack Spruce en el Loen­
di, un club de Pittsburgh, tanto vibráfo­
no como batería. Conoce en 1932 a Leroy
Bradley y trabaja en su orquesta especiali­
zada en acompañar espectáculos de music
hall. Allí permanece varios años, reco­
rriendo todo el Middle West. Entra, gra­
cias a Mary Lou Williams, en la orquesta
Jeter-Pillars en St Louis (1935) y luego en
la de Freddy Green -cuya sección rítmi­
ca, con Bobby Moore y su propio herma­
no, Frank Clarke en contrabajo, es el
modelo que adopta Count Basie en su big
band-. En 1936 parte hacia Nueva York
con Carl Cobbs. Edgar Hayes lo incorpo­
ra a su formación en 1937 y con él graba
por primera vez. Participa en la gira
europea de la orquesta (1938) y graba el
primer disco a su nombre -en xilofón-. A
finales del mismo año entra en la orques­
ta de Teddy Hill (junto con Dizzy Gilles­
pie). Un año después toca con Claude
Hopkins y Sidney Bechet, luego (1940)
con Louis Armstrong y Billie Holiday, y
se convierte en baterista estable del Apo­
llo. En 1941 (año decisivo para su carre­
ra) graba con la big band de Basie y, sobre
todo, toca en el Minton1s, donde tienen
lugar las históricas jam-sessions que agru­
pan a Joe Guy, Nick Fenton y Thelomous
Monk. También suelen tocar allí Charlie
Parker, Gillespie, Charlie Christian, Les­
ter Young, Coleman Hawkins y Roy
Eldridge. Es allí donde también conoce a
Carmen McRae, de quien será el primer
marido. El Ejército lo llama a filas (1943­
1946), donde toca el trombón. En 1946
coincide con Dave Burns y James Moody,
acompaña a Billie Holiday y Sarah Vaug­
han. Ingresa en la orquesta de Gillespie y
juntos graban numerosos temas; otro tan­
to ocurre (1947) con Milt Jackson, Sister
Rosetta Tharpe, Tadd Dameron, Sarah
Vaughan. Toca en 1948 en la sala Pleyel
de París con Dizzy: un concierto que hará
historia. Paralelamente, graba a su nom­
bre. Reaparece en 1949 en el Festival
internacional de jazz de París, junto a Max
Roach, Bechet, Dameron, Miles Davis,
Parker, etc. Conoce a Darius Milhaud.
Entre 1949 y 195I,suele tocar, como free­
lance, con uno de sus contrabajistas pre­
feridos: Pierre Michelot. En 1951 entra en
el Milt jackson Quartet, que se convertirá
en el MJQ con el cambio de Percy Heath
por Ray Brown. Abandona el cuarteto en
1954 para dedicarse al trabajo en estudios.

2301 Clarinete


Lengüeta
Boquilla
_W\

Barril


Cuerpo de la

mano derecha


Cuerpo de la
y
v!Z!

-ate'


Pavellón

El clarinete: sin duda, un instmmento solista


procúve al virtuosismo.

sesenta; en cuanto al pequeño clarinete en


bemol, . se restringe práctica­

mente . .-Nueva Orleans.


Todos cuentan nota­
blemente blemente amplia para un instrumento de
viento: tres octavas y una cuarta -e inclu­
so más para algunos virtuosos con una
increíble homogeneidad de timbre y volu­
men en todos sus registros. Los primeros
clarinetistas de jazz solían tocar con ins­
trumentos de sistema Albett, de sonido
más amplio que los de sistema Boehm­
Klosé (que, por su parte, permiten mayor
vinuostsmo~.

En el jazz de Nueva Orleans, el clarinete


aporta un contracanto -sostenido sobre
todo gracias a la labor fundamental del
trombón- a las frases y los solos de corneta
y trompeta. Resulta, además, tan adecua­
do para equilibrar la instrumentación
como para inventar coros más o menos
distantes de la melodía de base: es por tan­
to perfectamente capaz de participar en
las i rovisaciones colectivas. Se erige, de
entra, en instrumento solista reclamado
por los virtuosos. Uno de los primeros en
dejar trazas en la memoria musical es sin
duda el criollo Lorenzo Tio (nacido en
1884), maestro de los tres principales
solistas de los años veinte: Sidney Bechet,
Jimmie Noone y Johnny Dodds. Los tres
esbozan a la perfección la progresión jaz­
zística que experimentará el instrumento:
Bechet por su timbre reluciente y por el
lirismo de su vibrato, N

oone por su suti­

t leza tímbrica, Dodds por su fraseo vehe­
mente, su predilección por los registros
graves y las tonalidades bluesy... Tal vez
menos decisivos en el plano histórico,
otros tres estilistas comparten estos años
de esplendor: Albert Nicholas, Omer
Simeon y, sobre todo, Barney Bigard, que
destaca junto a Ellington: su estilo fluido
y virtuoso presagia la evolución hacia el
swing, que ya está en marcha. También
había en Nueva Orleans clarinetistas blan­
cos: Larry Shíelds (Original DivielandJazz
band) o Leon Roppolo (New Orleans
thm Kings), cuyos solos son más origi­
s y su estilo menos "corny".

Paralelamente evoluciona, el jazz blan­


co de los chicagoans, donde el clarinete jue­
ga un papel relevante: Frank Teschema­
cher, Don Murray, Pee Wee Russell y
Jimmy Dorsey, cada cual a su manera,
reflejan con fidelidad la concepción blan­
ca del jazz hot de la época. El clarinete se
incorpora a formaciones más importantes,
Clarinete 1231

aunque a menudo se lo subordina al saxo,


más versátil para tocar en secciones. Con
Ellington, tanto Bamey Bigard como, des­
pués, Jimmy Hamilton conservan su pri­
mer plano. Sin embargo, en las orquestas
de la era del swing el clarinete parece rele­
gado a la función de apuntador, excepción
hecha, desde luego, de Benny Goodman,
quien destila virtuosismo tanto en las pie­
zas clásicas (Brahms o Bartok) como en su
propia big band; y de Buster Bailey, quien
sueña en convertirse en un concertista pero
debe conformarse, puesto que por enton­
ces la carrera clásica está vetada a los músi­
cos negros, con erigirse en uno de los pila­
res de la orquesta de Fletcher Henderson.

Así, pues, reemplazado durante la era


del swing por el saxo (y a menudo ejecu­
tado, desde entonces, por saxofonistas, que
lo adoptan como segundo instrumento:
Benny Carter, Johnny Hodges, Willie
Smith, Buddy Tate, Herschel Evans y,
sobre todo, Lester Young, quien traslada
al mismo su estilo con el saxo tenor y cuyo
singular timbre soplado inspirará a los cla­
rinetistas cool), el clarinete aún cuenta
durante los años treinta con algunos solis­
tas de relieve: Artie Shaw, Cecil Scott,
Edmond Hall. Este relativo abandono del
instrumento (iniciado por los propios
músicos) se acentúa con la explosión del
bebop, que sitúa al saxo y la trompeta en
los papeles estelares. Excepción notable:
Buddy DeFranco, no sólo instrumentista
sino músico pionero de un estilo de clari­
nete sustentado en arreglos que integran
los aportes del bebop. Destacan asimismo
en el transcurso de los años cuarenta, Tony
Scott, Stan Hasselgard, Maurice Meunier
y Hubert Rostaing, estilista excelente que
reemplaza a Stéphane Grappelli en el
Quintette du Hot Club de France. Duran­
te la posguerra tiene lugar el interesante
fenómeno del New Orleans Revival y el
,7larinete recupera, desde luego, su sitio
preferencia¡: los franceses Claude Luter y
Maxim Saury, el holandés Peter Schilpe­
roort (del Dutch Swing College) y el nor­
teamericano Bob Wilber son algunos de
sus exponentes.

Cabrá esperar a la aparición de un mú­


sico extremadamente dotado, un compo­
jtor y arreglista talentoso como es Jimmy
uffre antes de que el clarinete vuelva a
participar en la actualidad y evolución del
jazz; paralelamente, otros saxofonistas
-próximos a la estética cool- se acercan de
tanto en tanto al clarinete: Al Cohn; Zoot
Sims, Art Pepper... Pero es Giuffre, con su
escritura de calidad, la belleza plástica de
sus tonos graves, su timbre extraordina­
riamente soplado y la libertad conceptual
de que hace gala, quien aporta al jazz de
la época una dimensión nueva que prea­
nuncia, a su manera, el jazz libertario y
"camarista" de los años sesenta.

Durante esta década,

el darinete recu­

pera lentamente su sitio en el proscenio,


con Roland Kirk, Rolf Kühn, Phil Woods
(con intermitencias) y, sobre todo, Eric
Dolphy, músico que rehabilita y, por así
decirlo, reinventa un instrumento hasta
entonces relegado por el jazz, más aún en
funciones de solista: el clarinete bajo. Los
continuadores del movimiento free, en su
mayoría también saxofonistas, emplean los
clarinetes (incluido el bajo) con relativa
frecuencia: Anthony Braxton, John Car­
tee, David Murray, Hamiet Bluiett o Perry
Robinson y, en Europa, Michel Portal
(todos los clarinetes y sobre todo el bajo,
desde clásica a free), Willem Breuker,
Gianluigi Trovesi, Gunter Hampel, John
Surman, Tony Coe (brillante en los stan­
dards así como en música contemporánea),
Eddie Daniels... A pesar de la innegable
calidad de estas figuras contemporáneas,
ninguna de ellas posee la talla de un Bechet
o un Bigard. ¿Ha concluido la edad de oro
de este instrumento? La obra en curso del
francés Louis Sclavis señala quizá la vía a
seguir por este instrumento hoy en día
marginal y reacio (en comparación al saxo,
por ejemplo) a aceptar un modelo satis­
factorio de clonificación servil y poco
creativa. Instrumento singular donde los
haya, sin duda. - A.M. & M.R.

Lorenzo Tio: . Bouncing Around (Ar­


mand Piron, 1923); Johnny Dodds: Gul~
Low Blues (Louis Armstrong, 1927); Sid­
ney Bechet: Achin'HeartedBlues (Clarence
Williams, 1923), Characteristic Blues
(1937); Frank Teschemacher: 1've Found
A New Baby (Chicago Rhythm Kings,

228 / Cinelu


Shepp en la banda sonora). Películas cuyo
empleo del jazz en la banda sonora ha sido
electivo: "Music Land" (Watt Disney,
1935, Paul Whiteman), "Le Vampire"
(Jean Painlevé, 1945) y "Les Assassins
d'eau douce (id. 1947, Duke Ellington),
"Autour d'un récif' (Jean-Jacques Cous­
reau, 1949, André Hodeir), "El salvaje"
(Lazlo Benedek,1952, Shorty Rogers),
"Serie noire" (Pierre Foucaud, 1955, Sid­
ney Bechet), "Les Tricheurs" (Maree¡ Car­
né, 1958), "Les Liaisons dangereuses"
(Roger Vadim, Thelonious Monk, Duke
Jordan), "Odds Against Tomorrow"
(Wise, 1959, John Lewis), "New York Eye
And Ear Control" (Michael Snow, 1964,
Albert Ayler, Don Cherry). Documenta­
les o reportajes dedicados a músicos y/o
acontecimientos de jazz (o que incluyen a
unos u otros): "Saint Louis Blues" (Dud­
ley Murphy, 1929, Bessie Smith), "Yame­
kraw" (1930, James P. Johnson), "Bund­
le Of Blues", "Symphony In Black" (1935,
Duke Ellington), °Jammin' The Blues"
(Gjon Mili, 1944), "Lionel Hampton
And Herb Jeffries" (1956), "Cool And
Groovy" (1957), y "Swingin' And Singin'"
(1958, Will Cowan), "Jazz On A Sum­
mer's Day" (Bert Stern, 1958), "No¡ Insis­
tiamo" y "Appunti per un film su¡ jazz"
(Gianni Amito, 1965), "Last OfThe Blue
Devils" (Bruce Ricker, 1979, Count Basie,
Jay McShann, Jo Jones...), "Archie Shepp:
Je suis jazz... c'est ma vie" (Frank Cassen­
ti, 1984), "Ornette: Made In America"
(Shirley Clarke, 1984), "Bird Now" (Mate
Huraux, 1988).

CINELU Mino. Percusionista, bate­


rista, bajista, guitarrista, tecladista, flautista
y cantante francés (Saint-Cloud, 10-3­
1957). En su familia (mattiniquesa), la
música es una constante: su padre canta y,
de sus hermanos, Patrice es guitarrista y
Jean-Jacques bajista. Él se inicia profesio­
nalmente a los catorce años. En los años
setenta está ávido de experiencias musica­
les: se une al cuarteto Perception (Yochk'o
Seffer, Siegfried Kessler, Jean-My Truong
y Didier Levallet), forma un grupo bina­
rio con sus hermanos, participa en Chute
Libre, grupo de jazz rock, en Moravagine,
sexteto de Jacques Thollot, en los grupos
de Michel Portal, Bernard Lubat y
Francois Jeanneau. Acompaña a cantantes
como Colette Magny, Toto Bissainthe y
Bernard Lavilliers. En 1979 se establece en
Nueva York, donde forma un grupo con
Ricky Ford y fortalece sus dedos tocando
el bajo los domingos en la iglesia. Miles
Davis lo escucha una noche en el Mikell's
de Manhattan junto al grupo Frank And
Cindy Jordan y lo incorpora a sus filas
(1981). En 1984 se fija en él Joe Zawinul
y entra a formar parte de Weather Report.
Simultáneamente, toca en trío con Darryl
Jones (b) y Omar Hakim (bat), forma un
trío de baterías, Drummer's Music, con
Fabiano y Victor Jones y graba con Dizzy
Gillespie, Gato Barbieri, Sting, Michel
Portal, Pino Daniele, John Stubblefield y
David Sanborn.

Multiinstrumentista pero percusionis­


ta ante todo, a pesar de sus raíces afroca­
ribeñas posee un estilo abierto que tras­
ciende toda argumentación tradicional. En
su fogosidad percusiva extrae ritmos y
sonidos de todo cuanto toca, desde el
triángulo a la caja de madera pasando por
silbatos y pitos. Encantado de poder explo­
rar el infinito espacio tímbrico y sonoro,
obtiene con soltura toda clase de matices
ya sea del udu (cántaro de Ghana), de tim­
bales, cencerros, pequeños platillos (cups,
splashes o chinos, que golpea directamen­
te con las manos), campanas (percusiones
metálicas), etc. Todas estas fuentes de
sonidos puros se suman felizmente a una
parafernalia electrónica bastante sofistica­
da: samplers, vocorders, bombos electró­
nicos, pedales octavadores para efectos
vocales, etc. Pero su dominio de este deli­
cado matrimonio entre modernidad y tra­
dición se ve incluso superado por su tra­
bajo en las congas y los parches, donde
despliega toda su inspiración y fantasía.
Para su número más espectacular en vivo
usa una conga como si fuese un bel-air
(gran tambor cuadrado del Caribe): con la
conga en el suelo, modifica el sonido con
ayuda de sus pies. - P. B. & C.G.

Con M. Davis: "We Want Miles"


(1981), "Decoy" (1984); Confians (Weat­
her Report, 1985), "Smart Moves" (Har­
Clarinete / 229

vie Swartz, 1986); Mwé Malad O (Stub­


berfield, 1980; Mozambique (M. Portal,
1987).

CIRILLO Wallace Joseph Wally. Pia­


nista y compositor norteamericano (Hun­
tington, Nueva York, 4-2-1927 / Boca
Raton, Florida, 5-5-1977). Músico de
formación clásica, se da a conocer a media­
dos de los años cincuenta en los ambien­
tes de jazz experimental neoyorquinos,
más exactamente en la corriente que, bajo
la égida de Charles Mingus o Thad Jones,
agrupa a músicos (casi todos de origen ita­
liano o judío) como Teo Macero, John
LaPorta o Lee Konitz. Participa en 1954
en la grabación de "Jay & Kai' U.J. John­
son y Kai Winding) y, meses después
(1955), codirige con Mingus un cuarteto
(completado por Macero y Kenny Clarke)
que graba cuatro temas para Savoy. En
1956 participa, bajo la dirección de LaPor­
ta, en una sesión paradigmática del espí­
ritu de búsqueda que distingue a esta
corriente. Se establece en Florida en 1960,
da clases en colegios de Palm Beach y
compone. Dirige diversas orquestas de la
región de Miami y de Fort Lauderdale,
invitando a solistas como Flip Phillips y
Phil Napoleon, y colabora con Joe Diorio.
Muere a causa de un tumor cerebral.

Su música se inserta al mismo tiempo


en la van uardia llamada "blanca" (co­
rriente intuida por Lennie Tristano) y en
la música europea de principios de siglo
(Bartok, en especial). Aunque sus prime­
ras composiciones derivan de Tristano
(Transeasons, por ejemplo, proviene de All
The Tbings YouAre), sus obras más recien­
tes demuestran un interés por las expe­
riencias modales y una pasión por las
matemáticas; su arquitectura juega a pla­
cer sobre la base de una combinación de
distintos enfoques armónicos. - F.Bi.

Smog L.A., Transeasons (o Transoeean)
(1955); Perdida (LaPorta, 1950; Lonely
Afternoon (1973).

Cita. Préstamo literal o relativamente


adaptado de un material musical preexis­
tente que se inserta en una composición,
un arreglo o una improvisación de jazz.
Y El préstamo temático es de uso habitual
en la música occidental: Beethoven aparece
citado en la Fantasía de Schumann, Liszt
cita a Mozart en sus Reminiscencias de Don
Juan y múltiples prestamos paródicos
adornan el Carnaval des animaux de Saint­
Saéns. Los ejemplos abundan. En el trans­
curso de su corta andadura, también el jazz
se ha sabido construir una cultura propia,
compuesta por temas populares, resonan­
cias clásicas y referencias a sus propios
temas. Existen, de hecho, numerosas cla­
ses de citas: citas compositivas y analógi­
cas (Duke Ellington retomando la "Mar­
cha fúnebre" de una sonata de Chopin en
Black And Tan Fantasy, Julius Watkims
evocando el tema principal de la Consa­
gración de la primavera de Stravinsky al
final de Rigbts Of Swing, la suite de Phil
Woods); improvisadas, alusivas y bor­
deando la broma (Carmen, el drama de
Bizet, citado repetidamente por los bop­
pers, sobre todo Charlie Parker); elabora­
da y respetuosa (trompetistas que repiten
nota por nota la introducción espontánea
de su genial hermano mayor Louis Arms­
trong en West End Blues), etc. Algunos
jazzmen hacen, de la cita una de sus señas
de identidad, como en el caso de Marcial
Solal, en cuyos temas e improvisaciones
se entrecruzan sabiamente una serie de
homenajes evidentes, fragmentos presta­
dos y alusiones humorísticas a la tradición
pianística. En términos generales, la cita
requiere, para ser feliz, solidez en la adap­
tación por parte del músico; de lo contra­
rio podría sonar, con justa razón, como el
paliativo de una inspiración desfallecien­
te. El jazz contemporáneo, que suele citar
de manera amplia su herencia afroameri­
cana, no siempre sale airoso de este lance
y deja asimismo al descubierto los límites
de la estética del collage, descendiente
directa del arte de la cita. -A.M.

Claqué. Ver Tap dance.

Clarinete. Instrumento de viento de
caña simple. De esta familia, el que se
emplea con más frecuencia en jazz es el
soprano, afinado en si bemol; el clarinete
bajo aparece sobre todo a partir de los años

226 / Cine


ritmos, su gestualidad servirán de apoyo a
las ideas dramáticas. Carreras, búsquedas,
suspense, estilos de vida.

El "mundo del jazz" escapa a su propia


historicidad para convertirse en símbolo,
en efigie de una realidad ya transfigurada.
Abandonado por su música, se erige en
sostén de la idea que se tiene de él. El cine
abunda en escenas que estilizan el pesebre
jazzístico: club nocturno, gran núcleo
urbano. Y, en el desarrollo de la acción,
basta con una rítmica para ilustrar el cam­
bio. El mundo del jazz es una convención
seductora; así ha de serlo, incluso en detri­
mento de su esencia.

3. Las composiciones originales. En este


paisaje han de distinguirse algunos logros,
tanto más raros por cuanto provienen en
todos los casos de iniciativas aisladas y
espontáneas. "Anatomy OfA Murder" de
Otto Preminger (1959) permite que Dulce
Ellington aparezca como "músico para la
imagen". "Ascensor para el cadalso" de
Louis Malle (1975) inventa una leyenda.
Una música no escrita, improvisada en
base a la imagen (Miles Davis). Una músi­
ca que se puede escuchar sin mirar la pan­
talla. Una pantalla que se mira sin con­
ciencia de la música. Un ejemplo perfecto
de dicotomía creadora.

Otros: "Des femmes disparaissent" de


Edouard Molinaro (1959), con Art Blakey;
"French Connection" de William Friedkin
(1971), con música de Don Ellis; "Les Va¡~
seuses" (Bertrand Blier, 1974), de Stépha­
ne Grappelli; "Blow-up" (Michelangelo
Antonioni, 1967), banda sonora de Her­
bie Hancock. Este último, ligado entonces
a Miles Davis, perpetuará su pasión cine­
matográfica con "Death Wish" de Michael
Winner (1974) y "Alrededor de la media­
noche" de Bertrand Tavernier (1986).

Coincidiendo con "Ascensor para el


cadalso", John Lewis y el Modere Jazz
Quartet se pliegan al registro menor (pero
no menos digno) de¡ Roger Vadim de
"Sait-on jamais?". Un Charles Mingus
intransigente firma la música de "Sha­
dows" de John Cassavetes (1961), autén­
tica película "de culto"; Sonny Rollins se
estrena en 1966 con "Alfie" de Lewis Gil­
berr Eddie Sauter, poco volcado al cine,
firma no obstante una emotiva partitura
interpretada por Stan Getz para la más des­
conocida de las películas de Arthur Penn:
"Mickey One" (1965); Jimmy Smith fir­
ma en 1965 una partitura de trío para "La
Métamorphose des cloportes" de Pierre
Granier-Deferre. En cuanto a Barney
Wilen, compañero de ruta de Miles Davis
yArt Blakey, a finales de los años cincuen­
ta, en un cine tricolor apasionado por el
jazz, escribe la música de Un témoin dans
la ville" de Edouard Molinaro.

Una síntesis y un antiejemplo: "The


Cool World" de Shirley Clarke (1963) es
el paradigma de una colaboración ideal. El
gueto de Harlem y el retrato de cierta ado­
lescencia encuentran un eco riguroso y des­
garrador en la banda sonora del pianista
Mal Waldron. La realizadora otorga gran
libertad a los solistas (entre quienes desta­
can Dizzy Gillespie, James Moody, Yusef
Lateef, Art Taylor). Por contra, "Chap­
paqua" de Contad Rooks es la oveja negra,
la oficialización de una estafa. En un prin­
cipio el cineasta le encarga la música a
Ornette Coleman pero, antes del monta­
je, decide echar mano del universo menos
"incómodo" de Ravi Shankar.

Entre uno y otro extremos, entre el


resultado óptimo y el maquillaje, hacen
malabarismos numerosos músicos de fus­
te: Gato Barbieri ("El último tan o en Pa­
rís", Bernardo Bertolucci, 1972; Chico
Hamilton para Alexander Mackendrick
y Roman Polanski ("Repulsión", 1962);
J.J. Johnson (diversas películas neoblack:
"Shaft"); Gerry Mulligan (de Clive Don­
ner a Alain Corneau: "La Menace", 1977).

Entretanto, Michel Portal y algunos


más (Hubert Rostaing, André Hodeir,
Henri Crolla, Jean-Pierre Mas) se provee­
rán de una filmografía a menudo conse­
cuente, testimonio de una técnica y una
disponibilidad.

4. Arreglistas y aires de época. Éste pare­


ce ser el ámbito en el que los jazzmen se
mueven con mayor soltura. Es el no man's
land gobernado por los orquestadores,
encargados de pergeñar las sonoridades y,
por tanto, de subrayar la codificación des­
falleciente de los géneros. Es el coto de caza
de los virtuosos de la masa orquestal,
Cine / 227

secundados por excelentes melodistas.


Quincy Jones, Lalo Schifrin, Neal hefti,
Johnny Mande¡, Billy May, Johnny Dank­
worth, Marty Paich, Ralph Burns, Leith
Stevens, Lennie Niehaus y Gil Evans son
las principales figuras de esta disciplina
muy anglosajona. La incesante importan­
cia de la televisión y su necesidad de lar­
gas cortinas musicales favorecerán en los
estudios el ascenso al poder de los arreglis­
tas. Una gran capacidad técnica y la facul­
tad de traducirla con amplia variedad de
modulaciones les permitirán constituirse
en los artesanos de los años cincuenta y
sesenta.

Es ésta una situación nada ingenua, ya


que estos arreglistas serán quienes faciliten
la presencia en pantalla de algunas estre­
llas de la canción. De Sinatra a Dean Mar­
tin, de Sammy Davis a Doris Day. El jazz
se convierte en seña de identidad: con
orquestas metronómicas, un sonido metá­
lico y una habilidad innata para incorpo­
rar cuerdas allí donde menos se las espera,
estos artesanos propondrán una estética
que, sin llegar a ser realmente innovadora,
sabrá imponer matices, timbres y colores.

Las películas pasan y la imagen sonora


garantiza su perpetuidad. De allí las limi­
taciones de una práctica que, a pesar de
todo, exige cierta serenidad. "Creo que el
jazz ha sufrido un uso abusivo y, en oca­
siones, lamentable. En mi opinión, el jazz
es una forma pura, de la misma forma que
la fuga, con una estructura propia. No se
puede usar una fuga en una banda sono­
ra", decía Lalo Schifrin en 1978. Una con­
dena al arte de la repetición sucedánea.

No cabe, sin embargo, desdeñar las cua­


lidades jazzísticas de compositores apa­
rentemente ajenos a este universo. Por
supuesto: Michel Legrand, pero también
Elmer Bernstein en "El hombre de¡ brazo
de oro" de Otto Preminger, o John Barry,
John Williams, etc.

En cualquier caso, no son muchos los


jazzmen a quienes el cine haya garantiza­
do su continuidad musical. Los realizado­
res ven a estos músicos como generadores
de espacios sonoros impregnados de una
actitud jazzística, no como verdaderos
compositores.
Pero la música se perpetúa en la imagen.
Figuras filmadas a granel: Scott Joplin,
considerado como el más grande por el
público ("El golpe" de George Roy Hill
mediante); Louis Armstrong junto a Bar­
bra Streisand en "Helio Dolly"; Dexter
Gordon en el París jazzy de Bertrand Ta­
vernier ("Alrededor de la medianoche");
Belmondo con Godard, atrapado por la
música de Martial Solal ("Sin aliento");
Woody Allen, aferrado a los standards
con ayuda de Dick Hyman; el Art Ensem­
ble Of Chica o declamando "Les Stances
á Sophie" cfe Moshe Misrahi; Clifton
Chenier al dibujar para Alain Corneau una
Trance Société Anonyme"... Ecos de un
encuentro fallido, de una toma de poder
día a día más frágil. - A.L.

Pueden citarse asimismo, entre las pelí­


culas en que el jazz (o la música negra) jue­
ga un papel determinado o forma parte sig­
nificativa del decorado: "The King Of
Jazz" (1930), "Hallelujah" (King Vidor,
1930), "The Green Pastures" (Connelly y
Keighley, 1936), Termes From Heaven"
(McLeod, 1936, con Louis Armstrong),
"Artists And Models" (Raoul Walsh,
1937, con Armstrong), "Hollywood
Hotel" (Busby Berkeley, 1937, con Benny
Goodman), "Cabin In The Sky" (Vin­
cente Minnelli, 1942, con Armstrong y
Duke Ellington), "Stormy Weather"
(Andrew Stone, 1943, con Fats Waller,
Cab Calloway, el bailarín Bill Robinson),
"La dama desconocida" (Robert Siod­
mak, 1944), New Orleans (Arthur Lubin,
1947, con Armstrong, Billie Holiday,
Woody Herman), "Rendez-vous de jui­
llet" (jacques Becker, 1949, con Rex Ste­
wart, Claude Luter), "Pete Kelly's Blues"
Qack Webb, 1955, con Ella Fitzgerald),
The Wild Parry" (Harry Horner, 1956,
con Buddy DeFranco), "The Sweet Smell
Of Success" (Alexander Mackendrick,
1957, con el quinteto de Chico Hamil­
ton), "¡Quiero vivir:"(Robert Wise, 1958,
con Gerry Mulligan), "Staccato" (serie de
televisión), "The Connection" (Shirley
Clarke, 1960, con Jackie McLean), "Sven
Klangs Kvintett" (Stellan Olsson, 1976);
"She's Gotta Have It" (Spike Lee, 1986),
"Saxo" (Ariel Zeitoun, 1987, con Archie

2241 Celesta


StealinApples (F. Henderson, 1936);
Haven't Named It Yet (Hampton, 1939);
con Armstrong: Wolverine Blues (1940);
Boff Boff, Steak Face (1947); Take It
(Goodman, 1941); Afternoon On A Basie
Ite (Lester Young, 1943); Rose
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