Índice de Forum en Línea 218


José Enrique González Ruiz



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José Enrique González Ruiz

josedesoledad@hotmail.com


Educar para liberar o instruir para someter. He ahí el dilema.
Se soltó la jauría
Se desató una tormenta de denuestos sobre la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, a partir de la publicación de un documento que aparenta ser un balance de las actividades de esa institución, que está cumpliendo diez años de funcionamiento a contraflujo del modelo neoliberal dominante. El embate se dirigió lo mismo a profesores y estudiantes de la institución, que al Instituto de Enseñanza Media Superior (IEMS) y a quien propició desde el gobierno su creación: Andrés Manuel López Obrador. Van algunos ejemplos:

1. El secretario de la Comisión de Educación de la Asamblea Legislativa del DF, Juan Carlos Zárraga afirmó que “el modelo académico que usa el IEMS no promueve la excelencia académica y da a los estudiantes una pésima preparación…” (El Universal, 30 de marzo del 2011, sección C, página 1. Esta información se combinó con la calificación de que quienes se titulan en la UACM forman parte de “un grupo privilegiado”).

2. Laura Herrejón, escribió en El Universal el 18 de abril del 2011 que la UACM “…fue creada con el sello inconfundible del populismo demagógico que caracteriza al ‘rayito de la esperanza’, mejor conocido como el ‘mesías tropical’”. Con esa base, puso entre comillas a la “universidad” y la calificó como “Un Fraude Monumental”.

3. René Avilés Fabila afirma que la UACM “nunca fue un proyecto académico, era una maniobra política. Pero ahí está y es la esperanza de miles de jóvenes (Crónica). Al menos se conduele que los pobres jóvenes que cursan sus estudios en esta institución.

4. Otto Granados, quien tal vez se considere hijo putatitvo de Jesús Reyes Heroles, dijo que la UACM se autodenomina universidad y acusó a quien esto escribe de haber amenazado a su etílico héroe (Crónica, abril del 2010).

5. En un artículo convertido en cartel que se difundió ampliamente por la UACM, Marcelino Cereijido tildó de “analfabetas científicos” a quienes no compartimos los métodos de la doctora Orozco. Otros “científicos duros” nos quieren impresionar con las credenciales, pero nosotros sabemos que Obama es Premio Nobel de la Paz y que eso no le ha impedido ensangrentar países al declarar guerras y bombardear poblaciones.


Lo que espanta a los conservadores
Tanta saña contra una casa de estudios que se esfuerza por construir un proyecto alternativo no es gratuita; se debe a que realiza sus tareas conforme a una orientación pedagógica liberadora.

La Ley de la UACM se pronuncia porque la educación superior llegue a todos los y las jóvenes de la capital, dando “apoyo preferente a quienes tienen mayores dificultades para satisfacer sus necesidades educativas, sin prejuzgar acerca de méritos”, porque “el sistema educativo ha funcionado en muchos casos, como un instrumento de reforzamiento de las diferencias sociales” (Exposición de Motivos, punto 1, párrafo 8). Este pronunciamiento define claramente una vocación democrática, que contraría los postulados de la corrientes neoliberal hegemónica, que considera que el examen de admisión –aplicado incluso por instancias externas de carácter privado– es el instrumento idóneo para seleccionar a los estudiantes.

En la UACM, la autonomía se concibe como un autogobierno en términos del artículo 3º constitucional, y tiene los siguientes propósitos: “a)… la exclusión de los intereses ajenos (y)… un ejercicio pleno de la libertad de pensamiento… fundamentado en la crítica…; b) garantizar que la institución cumpla con sus responsabilidades con los más altos niveles académicos y con genuino sentido social, brindando asimismo otros servicios útiles a su comunidad; y c) administrar su patrimonio y recursos” (Exposición citada, punto 2 párrafo7).

Asumir plenamente el carácter público de la UACM, según la ley significa dar cabida a todos, “independientemente de cualquier singularidad social o económica… donde no hay diferencias, donde se eliminan las circunstancias que dentro de las propias instituciones han venido acentuando las desigualdades” (Exposición, punto 3, párrafo 6).

Como proyecto innovador, el de la UACM no se guía exclusivamente por criterios de orden cuantitativo, sino también cualitativo. Esto debe tomarse en cuenta al aplicar “criterios modernos de diseño curricular” e instaurar “sistemas de evaluación eficaces y confiables…” (Exposición, punto 4 párrafo 2).

A los estudiantes, la ley los considera “agentes activos de su proceso educativo”, que tienen el deber de “asumir la responsabilidad de formarse una cultura propia”. No son seres pasivos ni dependientes (Exposición, punto 7 párrafo 2).

Es éste, en resumen, el modelo educativo que ha sido satanizado por las derechas de todos los partidos políticos oficializados.
Ni desastre, ni fraude académico, ni pantano
La primera manifestación de la agresión fue un acuerdo de la Comisión de Educación de la ALDF que posibilita la reelección de la rectora y la autoriza para contratar personal de confianza. Esta descarada violación a la autonomía despertó un gran descontento entre los uacemitas, que se movilizaron para echar abajo esa maniobra.

Luego se levantó un coro de intelectuales orgánicos del poder, que aprovecharon la coyuntura para volver a externar sus odios contra todo lo que no se alinee con el neoliberalismo. Se valieron de las declaraciones de la rectora, que pusieron por el suelo a la UACM. No se tuvo el cuidado de encubrir las condenas en medio de algunas alabanzas, como hicieron Jesús Reyes Heroles cuando convocó a la “revolución educativa” mandatada por el Banco Mundial, y Jorge Carpizo en su célebre documento Fortalezas y debilidades de la UNAM.

La perfección sólo existe en la mente de las personas, de modo que sería absurdo pedírsela a la UACM. Pero es una creación valiosa que debe ser fortalecida con trabajo de sus integrantes y con respaldo externo de parte de quienes coinciden con sus objetivos liberadores.

Adiós don Edmundo


Sergio Gómez Montero

gomeboka@yahoo.com.mx


Donde cayó mi hermano se levanta la patria.
Donde cayó mi hermano se levanta el futuro
F. Jamis: El pueblo anuncia.
La muerte duele siempre; duele más cuando es un maestro muy querido el que nos deja. Así me pasa hoy con don Edmundo Jardón Arzate, quien junto con Arturo Cantú (el querido Sol Rojo) y Pepe Carreño me iniciaron en el siempre azaroso camino del periodismo. De don Edmundo me acuerdo porque allá por 1966 me acerqué a la revista Política en búsqueda de espacio para escribir. Manuel Marcué me recibió amable, quizá porque en aquel entonces yo era muy joven, y me envió casi de inmediato con don Edmundo. Él, quien sabía de mí por mis conexiones con la Juventud Comunista, a donde había ingresado desde más joven, sabía también de mis primeras reseñas bibliográficas en El Día, y me encargó de inmediato hacerme cargo de notas sobre la provincia en la revista y sobre todo me abrió camino para integrarme a la mesa de periodistas de izquierda en el café Habana, sito en Bucareli y Morelos, en donde, en esa mesa en particular, departí muchísimas veces con Marcué, con Boris Rosen, con Rius, con Raquel Tibol, Jorge Carrión y ocasionalmente con Flores Olea y Enrique González Casanova (si mis recuerdos no me fallan). En ese café, situado en el centro de la vida periodística del DF, había, claro, otras muchas mesas en donde las pláticas eran de naturaleza diversa y que obligaban respetuosamente a no meterse en lo que no lo llamaban a uno, pero que hablaban de un mundo plural que tenía sita en el DF.

Nos hicimos, desde entonces, muy buenos amigos con don Edmundo, quien luego me recomendó para que me integrara también como redactor a Oposición, que era entonces la revista del PCM. Allí coincidí, ya más de cerca, con camaradas entrañables: Manlio Tirado, Hugo Ponce de León, Jaime Perches, y sobre todo con Arnoldo Martínez Verdugo, a quien mucho debo en mi formación política.

Mi vida periodística entonces, gracias precisamente a don Edmundo, fue muy intensa y me permitió avanzar por caminos para mí inexplorados en esa época, como fue tener la oportunidad, luego del 68, de visitar algunos países socialistas de Europa, una experiencia llena de lecciones que nunca olvidaré.

Pero a don Edmundo lo recuerdo en particular el 10 de junio de 1971, cuando Los Halcones, porque con él, como narro en una reseña de ese día publicada en el suplemento cultural de la revista Siempre! de por esas fechas, nos tocó codo a codo hacerles frentes a esos asesinos, hasta que los disparos de las armas de fuego accionadas por ellos nos obligaron a dispersarnos y a huir hasta la noche para evitar caer en sus garras o en las de la policía. Recuerdo allí, en particular, la enjundia y el valor con que don Edmundo se fajó ese día junto a los jóvenes que entonces éramos muchos de los que participábamos en el mitin y marcha organizada para protestar particularmente en contra de la reforma universitaria echeverrista y pedir la libertad para los presos políticos de aquel entonces.

Luego de allí, porque seguimos caminos distintos, no nos volvimos a ver con don Edmundo.

Pero hoy que se nos adelantó un poco en el camino, me duele terriblemente su partida, pues sus lecciones son imborrables para mí. Creo que nos volveremos a ver por allí, algún día, don Edmundo.




Bin Laden otorga un respiro a Obama
Roberto Castellanos / Prensa Latina

difusion@cl.prensa-latina.cu


La muerte del líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden, representó un respiro para el presidente Barack Obama, que le permite levantar su alicaída imagen y desviar la atención de la opinión pública estadunidense de otros temas candentes.

Los últimos meses fueron difíciles para el mandatario, ante la encarnizada oposición de los republicanos a sus principales programas internos como la reforma sanitaria y de inmigración, así como el debate sobre los recortes de gastos.

A eso se suman las guerras en Irak y Afganistán, los ataques a Libia y la difícil situación económica nacional, la principal preocupación de los norteamericanos.

Ante tal situación, el mandatario tenía la necesidad de dar un golpe de efecto, que aliviara las críticas republicanas y levantara su popularidad y lo logró.

En el horario nocturno y en un discurso transmitido por las cadenas ABC, CBS, NBC, Telemundo, Univision, Fox News y MSNBC, Obama anunció la muerte del saudita.

Según la consultora Nielsen Co., la audiencia fue de 56.5 millones de televidentes, la mayor de las recientes apariciones del jefe de Estado. La revelación hizo su efecto inmediato. "Su último índice de aprobación estaba en 43 puntos. Este lunes es un día equivalente a V-E Day (8 de mayo de 1945, cuando se rindió la Alemania nazi)", estimó John Zogby, presidente de la encuestadora Zogby International.

Tras el deceso del terrorista, la popularidad de Obama subió 11 puntos al alcanzar el 57 por ciento de aprobación, según un sondeo del periódico The New York Times y la televisora CBS News.

Pero Stephen Wayne, profesor de la Universidad de Georgetown y experto en elecciones presidenciales, consideró que "el terrorismo no es el tema principal en el país, sino la economía".

Si la muerte de Bin Laden provoca más ataques contra Estados Unidos, eso lo pondrá en el centro de atención para los votantes y ayudará a Obama a fortificar su imagen, manifestó.

Aunque es difícil de medir las consecuencias que tendrá en los comicios, sin ninguna duda es uno de los momentos más importantes del gobernante, consideró el diario The Washington Post.

Pero tras la euforia inicial comienzan a aparecer las primeras críticas e interrogantes sobre el operativo realizado por un comando Seal, las fuerzas especiales de la infantería de Marina.

La Casa Blanca recibió una andanada de cuestionamientos de las tribus indígenas norteamericanas, por usar el nombre del legendario apache Gerónimo para bautizar la incursión militar en Pakistán. "Asociar a un guerrero nativo con Bin Laden no es un reflejo preciso de la historia, y menosprecia el servicio militar de los nativos", expresó indignado Jefferson Keel, presidente del Congreso Nacional de Indígenas Norteamericanos. A finales del siglo XIX Gerónimo encabezó la lucha en el actual estado de Nuevo México contra la colonización de sus tierras.

Por su parte, Jeff Houser, presidente de la Tribu Apache de la reserva de Fort Sill, envió una carta a Obama exigiendo una disculpa por equiparar a un reverenciado guerrero con un terrorista, lo cual es "un acto doloroso y ofensivo" para los pueblos autóctonos.

Paralelamente, en la Unión Americana y en el exterior comenzó un debate sobre la operación, su costo, la información de inteligencia que desembocó en ella, y sobre todo las circunstancias del tiroteo en una casa en la ciudad paquistaní de Abbottabad.

El misterio, los rumores y las teorías de conspiración emergieron rápidamente ante las declaraciones inconexas y contradictorias de altos funcionarios estadunidenses.

Muchas lagunas presentan los comentarios de los tres funcionarios encargados de narrar los hechos: el director de la Agencia Central de Inteligencia, Leon Panetta; el vocero presidencial, Jay Carney, y el asesor de Obama en materia antiterrorista, John Brennan.

La versión oficial de Washington se impuso rápidamente en el mundo, ante la imposibilidad de ser contrastada, pues los sobrevivientes del tiroteo están detenidos en Pakistán bajo estrictas medidas de seguridad.

¿Murió de disparos de soldados estadunidenses o de un guardaespaldas para evitar que cayera prisionero? ¿Era Bin Laden realmente, y de ser así, porque se lanzó su cadáver al mar en lugar de presentarlo y de darle sepultura como exige la tradición islámica? Tales son algunas preguntas que se hacen la prensa y la opinión pública.

La última información sobre el tema provino de medios pakistaníes que citan fuentes de los servicios secretos del país, según las cuales, una hija de Bin Laden confirmó como los marines asesinaron a su padre y se llevaron el cadáver.

¿Por qué fue ultimado? La Casa Blanca admitió que hubo posibilidades de cogerlo vivo, pero la orden era matarlo, aunque luego otros miembros del gobierno difundieron la versión de que ofreció "resistencia".

Tampoco se sabe cuántos disparos recibió Bin Laden, ni el número de defensores de la vivienda o por qué las mujeres y menores presentes no fueron detenidos para su interrogatorio.

Poco a poco salen otros datos, como los revelados por The New York Times, que se refirió a una audiencia en el Senado que analizó la operación. Según el rotativo, al entrar los comandos a la habitación Bin Laden se disponía a tomar un fusil de asalto y una pistola, lo cual contradice la versión anterior. Comenta que también fueron ultimados un mensajero y un hijo del líder de Al Qaeda, aunque ninguno de los dos estaba armado.

Tras 72 horas de debate, la Oficina Oval anunció que no presentará las fotos del cuerpo del saudita por cuestiones de "seguridad nacional", lo cual incrementa el manto de misterio y alimenta la especulación.

Aunque se desconocen los pormenores de la operación y se multiplican las teorías, algo queda claro de la incursión de los comandos: fue un golpe de efecto de Obama cuando recién comienza su campaña electoral.

El asesinato de Osama Bin Laden
Fidel Castro Ruz / Juventud Rebelde

digital@jrebelde.cip.cu


Los que se ocupan de estos temas conocen que, el 11 de septiembre de 2001, nuestro pueblo se solidarizó con el de Estados Unidos y brindó la modesta cooperación que en el campo de la salud podíamos ofrecer a las víctimas del brutal atentado a las Torres Gemelas de Nueva York.

Ofrecimos también de inmediato las pistas aéreas de nuestro país para los aviones norteamericanos que no tuvieran dónde aterrizar, dado el caos reinante en las primeras horas después de aquel golpe.

Es conocida la posición histórica de la Revolución Cubana que se opuso siempre a las acciones que pusieran en peligro la vida de civiles.

Partidarios decididos de la lucha armada contra la tiranía batistiana; éramos, en cambio, opuestos por principios a todo acto terrorista que condujera a la muerte de personas inocentes. Tal conducta, mantenida a lo largo de más de medio siglo, nos otorga el derecho a expresar un punto de vista sobre el delicado tema.

En acto público masivo efectuado en la Ciudad Deportiva expresé aquel día la convicción de que el terrorismo internacional jamás se resolvería mediante la violencia y la guerra.

Fue por cierto, durante años, amigo de Estados Unidos que lo entrenó militarmente, y adversario de la URSS y del socialismo, pero cualquiera que fuesen los actos atribuidos a Bin Laden, el asesinato de un ser humano desarmado y rodeado de familiares constituye un hecho aborrecible. Aparentemente eso es lo que hizo el gobierno de la nación más poderosa que existió nunca.

El discurso elaborado con esmero por Obama para anunciar la muerte de Bin Laden afirma: "... sabemos que las peores imágenes son aquellas que fueron invisibles para el mundo. El asiento vacío en la mesa. Los niños que se vieron forzados a crecer sin su madre o su padre. Los padres que nunca volverán a sentir el abrazo de un hijo. Cerca de 3 000 ciudadanos se marcharon lejos de nosotros, dejando un enorme agujero en nuestros corazones."

Ese párrafo encierra una dramática verdad, pero no puede impedir que las personas honestas recuerden las guerras injustas desatadas por Estados Unidos en Iraq y Afganistán, a los cientos de miles de niños que se vieron forzados a crecer sin su madre o su padre y a los padres que nunca volverían a sentir el abrazo de un hijo.

Millones de ciudadanos se marcharon lejos de sus pueblos en Iraq, Afganistán, Vietnam, Laos, Cambodia, Cuba y otros muchos países del mundo. De la mente de cientos de millones de personas no se han borrado tampoco las horribles imágenes de seres humanos que en Guantánamo, territorio ocupado de Cuba, desfilan silenciosamente sometidos durante meses e incluso años a insufribles y enloquecedoras torturas; son personas secuestradas y transportadas a cárceles secretas con la complicidad hipócrita de sociedades supuestamente civilizadas.

Obama no tiene forma de ocultar que Osama fue ejecutado en presencia de sus hijos y esposas, ahora en poder de las autoridades de Pakistán, un país musulmán de casi 200 millones de habitantes, cuyas leyes han sido violadas, su dignidad nacional ofendida, y sus tradiciones religiosas ultrajadas.

¿Cómo impedirá ahora que las mujeres y los hijos de la persona ejecutada sin ley ni juicio expliquen lo ocurrido, y las imágenes sean transmitidas al mundo?

El 28 de enero de 2002, el periodista de la CBS Dan Rather, difundió por esa emisora de televisión que el 10 de septiembre de 2001, un día antes de los atentados al World Trade Center y al Pentágono, Osama Bin Laden fue sometido a una diálisis del riñón en un hospital militar de Pakistán. No estaba en condiciones de ocultarse y protegerse en profundas cavernas.

Asesinarlo y enviarlo a las profundidades del mar demuestra temor e inseguridad, lo convierten en un personaje mucho más peligroso. La propia opinión pública de Estados Unidos, después de la euforia inicial, terminará criticando los métodos que, lejos de proteger a los ciudadanos, terminan multiplicando los sentimientos de odio y venganza contra ellos. (4-V-11).

No se ha hecho justicia, sino venganza


Leonardo Boff* / Agencia Latinoamericana de Información

info@alainet.org


Se necesitaría ser enemigo de sí mismo y contrario a los valores humanitarios mínimos para aprobar el nefasto crimen del terrorismo de Al Qaeda del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York. Pero resulta de todo punto inaceptable que un Estado, el más poderoso del mundo en el terreno militar, para responder al terrorismo se haya transformado él mismo en un Estado terrorista. Fue lo que hizo Bush, limitando la democracia y suspendiendo la vigencia incondicional de algunos derechos, que eran orgullo del país. Hizo más: dirigió dos guerras, contra Afganistán y contra Irak –donde devastó una de las culturas más antiguas de la humanidad–, en las que han muerto más de cien mil personas y ha habido más de un millón de desplazados.

Cabe repetir la pregunta que a casi nadie interesa plantear: ¿por qué se produjeron tales actos terroristas? El obispo Robret Bowman de Melbourne Beach de Florida, que fue anteriormente piloto de cazas militares durante la guerra de Vietnam, respondió, claramente, en el National Catholic Reporter, en una carta abierta al presidente: “Somos el punto de mira de los terroristas porque, en buena parte del mundo nuestro gobierno defiende la dictadura, la esclavitud y la explotación humana. Somos el blanco de los terroristas porque nos odian. Y nos odian porque nuestro gobierno hace cosas odiosas”.

No otra cosa dijo Richard Clarke, responsable contra el terrorismo de la Casa Blanca en una entrevista a Jorge Pontual emitida por la cadena Globonews el 28/02/2010 y repetida el 03/05/2011. Había advertido a la CIA y al presidente Bush que un ataque de Al Qaeda era inminente en Nueva York. No le dieron oídos. Enseguida ocurrió, lo que le llenó de rabia. Esa rabia aumentó contra el gobierno cuando vio que con mentiras y falsedades, Bush, por pura voluntad imperial de mantener la hegemonía mundial, decretó una guerra contra Irak que no tenía conexión ninguna con el 11 de septiembre. La rabia llegó a un punto tal que, por salud y decencia, dimitió de su cargo.

Más contundente fue Chalmers Johnson, uno de los principales analistas de la CIA, también en una entrevista al mismo periodista, el día 2 de mayo del corriente año. Conoció por dentro los maleficios que las más de 800 bases militares norteamericanas producen, distribuidas por todo el mundo, pues suscitan la rabia y la revuelta en las poblaciones, caldo de cultivo para el terrorismo. Cita el libro de Eduardo Galeano Las venas abiertas de América Latina para ilustrar las barbaridades que los órganos de inteligencia norteamericanos cometieron por aquí. Denuncia el carácter imperial de los gobiernos, fundado en el uso de la inteligencia que recomienda golpes de Estado, organiza el asesinato de líderes y enseña a torturar. En protesta, dimitió y se hizo profesor de historia en la Universidad de California. Escribió tres tomos, Blowback (venganza), en los que preveía, con pocos meses de anticipación, los actos de venganza contra la prepotencia estadunidense en el mundo. Ha sido tenido como el profeta del 11 de septiembre.

Éste es el telón de fondo sobre el que entender la actual situación que culminó con la ejecución criminal de Osama Bin Laden.

Los órganos de inteligencia estadunidenses son unos fracasados. Por diez años consecutivos han barrido el mundo para cazar a Bin Laden. Nada consiguieron. Sólo usando un método inmoral, la tortura de un mensajero de Bin Laden, han conseguido llegar a su escondite. Por tanto, no han tenido mérito propio alguno.

En esa caza todo está bajo el signo de la inmoralidad, la vergüenza y el crimen. En primer lugar, el presidente Barak Obama, como si fuese un “dios” ha determinado la ejecución/matanza de Bin Laden. Eso va contra el principio ético universal de “no matar” y de los acuerdos internacionales que prescriben la prisión, el juicio y el castigo del acusado. Así se hizo con Hussein de Irak, con los criminales nazis de Nürenberg, con Eichman en Israel y con otros acusados. Con Bin Laden se ha preferido la ejecución intencionada, un crimen por el cual Barak Obama deberá responder algún día. Por otra parte, se ha invadido el territorio de Pakistán, sin ningún aviso previo de la operación. A continuación se ha secuestrado el cadáver y lo han lanzado al mar, crimen contra la piedad familiar, derecho que cada familia tiene de enterrar a sus muertos, criminales o no, pues por malos que fueren, nunca dejan de ser humanos.

No se ha hecho justicia. Se ha practicado la venganza, siempre condenable. “Mía es la venganza”, dice el Dios de las Escrituras de las tres religiones abrahámicas. Ahora estaremos bajo el poder de un emperador sobre quien pesa la acusación de asesinato. Y la necrofilia de las multitudes nos disminuye y nos avergüenza a todos.


* Teólogo / filósofo y autor de Fundamentalismo, terrorismo, religión y paz.

Mentiras verdaderas


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